Esta semana, United Airlines registró un par de incidentes en días consecutivos, relacionados con el transporte de mascotas, ambos en los Estados Unidos. En el primero de ellos, un pequeño bulldog francés murió en el trayecto, y en el segundo se extravió a un pastor alemán.
Esto vuelve a poner bajo la lupa la reputación de la aerolínea en términos de su servicio pues, según datos del Departamento de Transportes de los EU, de 24 mascotas que murieron mientras eran transportadas por aire el año pasado, 18 de ellas fallecieron en vuelos de United.
Le siguen American Airlines, Delta Air Lines y Alaska Arlines con dos cada uno. Y en cuanto a animales lastimados en los trayectos, de 15 totales, 13 son de United.
Ante esta situación, la compañía anunció que a partir de abril emitirá etiquetas de colores brillantes para los clientes que viajen con animales en cabina.
“Esta etiqueta visual ayudará aún más a nuestros sobrecargos a identificar a las mascotas”, explicó en un comunicado.
Tragedia a bordo
Todo comenzó el lunes pasado cuando en el vuelo 1284 en la ruta Houston-Nueva York, una sobrecargo señaló a la pasajera Sophia Ceballos que colocara el transportador de su mascota en el compartimiento superior de equipaje. Después de tres horas y media de vuelo, el animal –de nombre Kiokito– fue encontrado muerto.
Según Charles Hobarts, vocero oficial de la línea aérea, cuando el avión despegó de Houston, la tripulante (de la cual se reservó el nombre) hizo esta petición a la viajera porque, aparentemente, la jaula obstruía parcialmente el pasillo.
Sin embargo, “no está claro por qué el transportador de mascotas no fue colocado debajo de un asiento”, expresó Hobarts.
“Nos enteramos de que el cliente le dijo a la sobrecargo que había un perro en la transportadora sin embargo esta no escuchó o no entendió, y sin saberlo, colocó al perro en el compartimento superior”, explicó United, En un comunicado más reciente.
Cabe señalar que la aerolínea permite llevar una mascota en la cabina además de una pieza de equipaje de mano; y en su página oficial establece:
“La jaula de transporte aéreo para animales debe caber debajo del asiento que se encuentra frente al pasajero y permanecer allí en todo momento”.
La aerolínea asumió toda la responsabilidad por lo ocurrido y reembolsó los boletos comprados para la dueña del perro y sus dos hijos, además de la tarifa de 200 dólares que pagaron para llevar a Kiokito a bordo. A su vez, se ofreció a pagar una necropsia para establecer una causa oficial de la muerte.
Perdido en Japón
Y ayer martes, Kara Swindle y sus dos hijos volaron de Oregón a Kansas, y al llegar a su destino acudieron a una instalación de carga para recoger a Irgo, un pastor alemán de 10 años. En su lugar recibieron a un gran danés.
Tras hacer un monitoreo, la familia se enteró de que Irgo iba camino a Japón, a dónde se suponía debía llegar el perro que recibieron en su lugar.
Aunque la aerolínea les comunicó que su mascota ya había sido colocada en un vuelo de regreso, no informó la fecha u hora de su llegada.
Pero estos no son los únicos casos por los que la línea aérea ha sido objeto de escrutinio. El año pasado, el transportista fue demandado por los dueños de un conejo gigante que también murió.
