A poco más de 5 meses de haber entrado en operación, el servicio aéreo entre San Galo, ciudad del este de Suiza, y Friedrichshafen, en Alemania meridional, realizará hoy viernes su despegue final, con lo que también llega a su fin el que era considerado como el vuelo internacional más corto del mundo.
Este servicio, operado por la aerolínea austriaca People's Viennaline, cubría 20 km en 8 minutos.
El vuelo inaugural de esta ruta se realizó en noviembre de 2016 y en su lanzamiento rompió el récord que había impuesto la aerolínea vienesa, FlyNiki, con su ruta entre la capital austriaca y Bratislava, Eslovaquia, que sólo tardaba 10 minutos en recorrer los 48 kilómetros de viaje entre ambos destinos.
En los inicios del vuelo, la aerolínea ofreció dos viajes redondos diarios, con un costo de 40 euros por viaje sencillo (poco menos de 800 pesos). Sin embargo, el de hoy será el último viaje semanal de esta ruta.
"Hubo un pequeño progreso, pero no creemos haber alcanzado el volumen de pasajeros esperado", señaló Markus Kopf, propietario de la línea aérea al diario alemán The Local.
¿Conveniente u oneroso?
Una de las razones que justificaban este vuelo fue que acortaba la hora de viaje en coche entre ambos destinos, traslado de poco menos de 65 kilómetros que además requiere hacer un rodeo al Lago de Constanza, de acuerdo con Google Maps.
Pero la poca demanda elevó considerablemente los costos de operación.
La compañía pretendía movilizar 40 mil pasajeros anuales pero desde la inauguración hasta la fecha sólo habían acumulado dos mil 300 usuarios, que usaban la ruta como parada para el viaje entre el aeropuerto suizo y la terminal de Colonia/Bonn; por tanto, ésta última operación también quedará cancelada.
Sin embargo, las principales críticas llegaron desde el punto de vista ambiental, pues activistas denunciaron que la cantidad de combustible necesaria para el despegue era desproporcionada con la supuesta utilidad de la ruta en términos de tiempo y distancia.
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