Un grupo de investigadores del Instituto de Fisiología de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), liderados por el doctor Enrique Soto Eguibar, diseña un casco con dispositivos electrónicos cuyo objetivo es devolver la sensación de atracción gravitatoria en los astronautas, informó el Conacyt en un comunicado.
El objetivo primordial de esta investigación es lograr mejorar la calidad de vida de los astronautas en el espacio, principalmente en los aspectos de estabilidad y orientación, señaló el doctor Soto. “Las condiciones físicas a que se somete un ser humano al exponerse a condiciones de microgravedad cuando viaja al espacio tienen un gran impacto en el comportamiento del organismo”.
Cuando un astronauta se encuentra en el espacio, padece de alteraciones en la orientación. “Si en Tierra se hace girar un disco, la vista lo seguirá de forma normal; si se realiza en el espacio, la persona sentirá que el que gira es él y no el disco”, añadió Soto Eguibar.
Otra alteración que se presenta en el organismo de las personas cuando enfrentan a la gravedad cero es la pérdida de estabilidad en la mirada. Cuando un astronauta mueve los ojos para observar algo, “la mirada no se estabiliza inmediatamente” y tarda 1.5 segundos en hacerlo, por lo que, durante más de un segundo, se está ciego, puntualizó el investigador.
Por estas razones el grupo de científicos mexicanos busca diseñar un casco que auxilie al sistema encargado de producir reflejos oculares para estabilizar la mirada y la postura. Soto Eguibar ha trabajado en este proyecto desde 2002, y ha conseguido patentes para la investigación tanto en Rusia como en México y en Estados Unidos.
El investigador relató que el estudio tenía dos vertientes, la médica y la aeronáutica, y que debido a las facilidades que otorgaba la segunda, eligió dedicarse a ésta.
“Es por lo anterior que el dispositivo de sustitución sensorial que se ha desarrollado puede tener una importante aplicabilidad en la astronáutica, Éste se basa en un casco que se encuentra operativo y está siendo actualmente construido por la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos”, señaló el Conacyt en su página web.
Por último, existe un acuerdo aprobado para relizar pruebas a bordo de la Estación Espacial Internacional en 2017 o 2018, y posteriormente, en 2018 o 2019, “un cosmonauta utilizará el casco en el espacio con estimulación galvánica vestibular para finalmente conocer su efectividad para devolver a los astronautas la sensación de verticalidad y mejorar la estabilización de la mirada en el espacio”, finalizó la agencia de noticias del Conacyt.
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