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02/05/2024

El acoso a nuestra industria aérea no para

Francisco M. M… / Jueves, 12 Octubre 2023 - 01:00

Al hablar de nuestra industria aérea nacional, la pregunta sería, ¿dónde estamos y a dónde vamos?

A pesar de todos los  problemas políticos y crisis durante décadas, nuestra aviación, a veces con pérdidas muy dolorosas, ha podido vivir y sobrevivir y seguir adelante.

Crisis como la del 9/11 en Nueva York o la más reciente, del COVID-19, han pegado fuerte y profundo en los cimientos de la industria aérea mundial y, desde luego, también a la mexicana.

Durante todos esos momentos tan difíciles, en México realmente ha habido poca o nula ayuda y poco apoyo gubernamental cuando más se han necesitado en cualquier sexenio del que quisiéramos platicar.

Tristemente, en este periodo iniciado en 2018, no sólo no ha habido apoyos sino que de varias maneras, y con base a decisiones unilaterales, desde los más altos niveles se ha mantenido un acoso constante y se ha atacado a nuestra industria, complicándole su consolidación y éxito.

Ese acoso a nuestra industria aérea inició con la costosísima cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco, que prometía incluir a México en las grandes ligas entre los aeropuertos más importantes del mundo por su tamaño, calidad operativa y eficiencia. 

Por cierto, este proyecto de Norman Foster fue premiado incluso después de la cancelación con un galardón internacional por su modernidad y eficiencia, además de que estaba proyectado para cumplir con los más altos estándares técnicos, establecidos en el anexo 14 de OACI.

Después vino la pandemia COVID y, entonces, las aerolíneas comerciales y empresas ejecutivas de México se tuvieron que rascar con sus propias uñas ante la falta de apoyos.

Los gobiernos de muchos otros países aportaron en dinero en grandes cantidades para ayudar a sus aerolineas a sobrevivir por tres años lo que, tristemente, no sucedió en nuestro país, por lo que nuestra aviación estuvo al borde de la quiebra.

Sólo en Estados Unidos el paquete de ayuda a sus aerolíneas llegó a los 25 mil millones de dólares, y no se trataba de regalar el dinero de los impuestos de los contribuyentes sino de préstamos, prórrogas, ayudas fiscales, etc.

En el inter, y debido a la inaccion, irresponsabilidad e ineficiencia de nuestras autoridades aeronáuticas, México fue degradado por FAA, con el aval de OACI, a categoría 2 por no cumplir los estándares internacionales de seguridad aérea.

Esta degradación, durante más de dos años, significó otro fuerte golpe a las aerolíneas comerciales de México, que debieron enfrentar importantes restricciones que costaron muchos millones de dólares y no sólo a ellas sino al país.

Vino también el decreto presidencial para enviar todos los vuelos de carga al aeropuerto Felipe Ángeles, al mismo tiempo en que se inició el abandono del aeropuerto Benito Juárez y la reducción de vuelos en este  aeropuerto, que es el más importante del país y todo con el aparente objeto de “llenar” de operaciones al AIFA a como dé lugar.

La nueva aerolínea Mexicana  militar comercial podría iniciar operaciones el 1 de diciembre (lo que está por verse) y, por lo que se ha  dicho, oficialmente empieza con una reducción del precio del impuesto de uso de aeropuerto en el AIFA.

Seguramente, y por ser una aerolínea estatal, vendrán más subsidios en combustible y servicios aeroportuarios, control de tráfico aéreo, etc.

Lo anterior podría causar, como se ha dicho, una competencia desleal y pinta para provocar un nuevo desequilibrio en la industria y quizá otra crisis tal y como ha sucedido en el pasado.

Para terminar, el gobierno federal toma la decisión de modificar las tarifas aeroportuarias a empresas concesionarias sin previo aviso y de un día para otro.

Al igual que siempre, se siguen tomando decisiones sin el análisis técnico financiero necesario, sin tomar en cuenta posiciones y opiniones de todos los involucrados o afectados.

La militarización de aeropuertos importantes del país, incluyendo al Benito Juárez, traerá en el medio plazo problemas adicionales, porque no es lo mismo administrar un aeropuerto o una base militar que uno civil, adonde llegan miles de vuelos de líneas aéreas y millones de pasajeros de todo el mundo.

En fin, la “transformación” pretendida está afectando de forma constante, consciente o inconscientemente, a nuestra industria aérea la cual, a pesar de todo, funciona y se defiende como puede, y así lo seguirá haciendo hasta octubre de 2024 y después…veremos.

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