Tras un 2017 especialmente convulso para la división aeronáutica de Bombardier, debido al amago de guerra comercial por parte de los Estados Unidos que intentó imponer aranceles del 300 por ciento a los aviones regionales Serie C, el 2018 pinta diferente para el fabricante canadiense pues para la segunda mitad del año se prevé la entrada en servicio del Global 7000, jet de negocios de ultra lujo que cuenta con más de 100 pedidos hasta la fecha.
Y México será un factor esencial para el buen resultado de este programa, pues en la planta ubicada en el Bajío se fabrica un “tercio del avión” así como su “sistema nervioso”, comentó Carlos Robles, vicepresidente de Bombardier Aerospace en Querétaro.
En entrevista para A21, el ejecutivo resaltó que durante este año, el principal enfoque de la planta estará en los componentes que se fabrican del Global 7000, proyecto que representa la principal línea de negocio de Bombardier México:
“La prioridad estratégica del sitio es seguir entregando el fuselaje trasero con calidad y a tiempo, y obviamente dentro del costo esperado. Es el futuro de esta organización y va a representar una muy buena porción de nuestras ganancias en México”.
Añadió que este componente es uno de los que mayores cambios tecnológicos presenta respecto al Global 6000, la versión anterior del avión ejecutivo.
“Este avión va a cambiar la historia de la aviación de negocios: va a tener todas las zonas de trabajo, de descanso, de convivencia… entonces, es clave para nosotros en Querétaro seguir entregando a tiempo porque somos una tercera parte del avión”, apuntó.
Asimismo, destacó que casi el 95 por ciento de los arneses para el sistema eléctrico de todos los aviones de Bombardier se hacen en México y se exportan a los diferentes sitios en el mundo:
“Los arneses los estamos entregando a nuestra línea final en Toronto; a Montreal; a las firmas que hacen las alas. Prácticamente tenemos la manufactura de todo lo que es el centro nervioso del avión”, añadió.
Presente y futuro
Robles Álvarez también destacó que en 2017 la división global de Aeroestructuras y Servicios de Ingeniería de Bombardier, a la cual está adscrita la planta queretana, obtuvo un margen de utilidades antes de intereses e impuestos (EBIT según sus siglas en inglés) del 10 por ciento, resultado que superó al 8 por ciento de margen previsto por la compañía.
“Fuimos capaces de ajustar nuestros costos, de reducir nuestros flujos de capital, y de cuidar el dinero. Te puedo decir que tuvimos un gran año”, afirmó.
Respecto a cómo impactará en México la toma de control del programa Serie C por parte de Airbus, el directivo prevé un fuerte impulso a sus volúmenes, pues en Querétaro también se fabrican 8 tipos puertas para estos aviones comerciales, desde las entradas de pasajeros, pasando por las salidas de emergencia y hasta las traseras.
“De momento no prevemos traer algún otro componente. El tema es ver cómo hacemos eficiente lo ya que tenemos aquí para reducir costos y seguir proveyendo de estos componentes a nuestras líneas en Canadá”.
Lo que sí anticipó es que la planta queretana tiene todas las posibilidades de crecer. Pero primero está el Global 7000.
“Todo el enfoque está en el fuselaje trasero y en la entrada en servicio. Tuvieron un gran voto de confianza hacia nosotros para asignarlo a México, y ahora tenemos que demostrar que somos capaces de eso y de algún otro proyecto en el futuro porque tenemos el espacio y la capacidad en Querétaro”, puntualizó.
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