A medida que el sector de la aviación continúa su impulso, los cambios tecnológicos transformadores no se limitan solo a la experiencia minorista de las aerolíneas, hay otro segmento central del ecosistema que es fundamental para su funcionamiento eficiente: las operaciones aéreas, aseveró la consultora OAG.
Indicó que dentro del complejo ámbito de las operaciones de las aerolíneas, se destacan tres áreas fundamentales, cada una de las cuales está experimentando importantes revisiones innovadoras estas son las operaciones en rampa, las de vuelo y las posteriores al vuelo.
Como se sabe en la aviación, cada minuto tiene un valor monumental, especialmente cuando los aviones están en tierra. La esencia de una operación aérea eficiente radica en la rapidez con la que se puede preparar un avión para su próximo viaje, manteniendo al mismo tiempo los más altos estándares de seguridad y garantizando un servicio de primer nivel.
A medida que la industria aérea evoluciona constantemente, también lo hacen los métodos y tecnologías que la respaldan. Hoy en día, el énfasis en las operaciones eficientes de las terminales en rampa no se trata solo de la precisión manual, sino también del aprovechamiento de tecnologías de vanguardia para garantizar operaciones fluidas.
Las operaciones de la terminal en rampa giran en torno a una coordinación rápida pero organizada. No se trata simplemente de reabastecer servicios o combustible el avión, implica llevar a cabo una multitud de partes interesadas, por ejemplo, la alineación estratégica entre la planificación de la flota de una aerolínea, la de horarios, las reservas de pasajeros, las operaciones en vuelo y en tierra y, especialmente, los sistemas de mantenimiento de los aviones.
Además, se extiende a las interacciones con entidades externas como controladores de tránsito aéreo, autoridades aeroportuarias y de control como inmigración y aduanas.
Estos últimos elementos añaden importantes factores incontrolables al proceso, en contraste con los aspectos que las aerolíneas pueden manejar. Esta dicotomía entre aspectos controlables e incontrolables es una consideración crítica en la eficiencia y el éxito del proceso de recuperación.
Como resultado de esta complejidad, una única respuesta suele constar de cientos de tareas individuales, en las que participan más de 75 personas y entidades diferentes.
De esta manera, antes de que un avión emprenda su próximo viaje, pasa por un período crucial de preparación. En primer lugar, permanece estacionado en la puerta, lo que permite desembarcar a los pasajeros, descargar la carga y el equipaje y realizar los servicios necesarios, incluidos el reabastecimiento de combustible, la limpieza, el catering y el mantenimiento. A continuación, se ingresa de nuevo la carga y el equipaje y sube un nuevo grupo de pasajeros.
El tiempo que dura este ciclo, promediado entre numerosos viajes, es lo que la industria denomina "tiempo de respuesta promedio". Los cuales están constantemente bajo presión para ser lo más cortos posible, ya que este tiempo de respuesta promedio no es meramente operativa sino fundamentalmente económica.
Esto es especialmente cierto para las aerolíneas de bajo costo que dependen en gran medida de tiempos de entrega rápidos para operaciones eficientes. Sin embargo, es importante señalar que para muchos operadores tradicionales, la ecuación puede tener más matices. Para ellos, la programación de una conectividad óptima en sus sistemas radiales suele tener prioridad. Además, en algunos casos, es posible que las aeronaves deban permanecer en tierra durante períodos prolongados debido a diferencias horarias y patrones de vuelo específicos. Por lo tanto, si bien una respuesta eficiente es universalmente valiosa, su impacto e implementación pueden variar significativamente entre diferentes tipos de transportistas.
En el caso de las aerolíneas de bajo costo, la consideración más importante es la utilización del avión. Especialmente para los transportistas que defienden rutas punto a punto y aquellos con viajes de menor duración promedio, la utilización eficiente es una necesidad clave. Estos transportistas suelen adoptar un enfoque simplificado: emplean una estructura de flota simplificada, limitar los tipos de aviones y enfatizar la alta utilización de los mismos.
Si bien las ventajas de reducir los tiempos de entrega son claras, asignar un valor monetario exacto a dichas reducciones es un desafío. Los costos de puesta a tierra están influenciados por una gran variedad de factores, desde los aspectos específicos de la financiación y el tipo de aeronave hasta variables como las características específicas de la ruta, los precios del combustible, los factores de carga y más.
Mientras las aerolíneas luchan con la economía de los tiempos de respuesta, a los pasajeros les preocupa principalmente otra faceta: la puntualidad, la cual no se trata sólo de que el vuelo salga y llegue a tiempo. Para muchos viajeros, especialmente aquellos en vuelos de conexión, la puntualidad es crucial para garantizar la conectividad.
Un retraso en un segmento puede tener un efecto dominó, provocando potencialmente que los pasajeros pierdan sus vuelos de conexión e interrumpiendo itinerarios cuidadosamente planificados.
Según los datos de estado de vuelo de OAG, si bien un retraso de aproximadamente seis minutos en el tiempo de retorno planificado a menudo puede recuperarse en algún momento durante un vuelo, cualquier cosa más allá de esta ventana generalmente culmina en retrasos agonizantes.
Los datos de marzo de 2023 reconocen la regularidad de este problema. Es alarmante que ninguna de las principales aerolíneas estadounidenses lograra consistentemente la entrega de sus aviones dentro de los plazos proyectados.
Aunque el tamaño de la muestra es pequeño con 10 aeropuertos y 25 aerolíneas, United Airlines fue el único contendiente que logró mantener la variación dentro del intervalo de seis minutos entre los tiempos de respuesta planificados y reales.
Según el Informe comparativo de respuesta, el retraso promedio en tierra, incluso entre las aerolíneas de corta distancia con mejor desempeño del mundo, es de unos alarmantes ocho minutos. Esta estadística destaca los importantes desafíos que enfrentan incluso las aerolíneas más eficientes para optimizar los tiempos de respuesta.
Estudios recientes indican que los retrasos en los vuelos ocupan un lugar destacado entre las tres principales frustraciones de las que se quejan los viajeros aéreos.
Frost & Sullivan estima que una reducción del 1% en la puntualidad en un año determinado da como resultado una reducción de hasta el 0.6% del puntaje neto de promotor de una aerolínea.
Por lo tanto, los tiempos de entrega ágiles y puntuales no son sólo una necesidad económica: son un pilar fundamental de la satisfacción del cliente.
Para apreciar el potencial transformador de tiempos de respuesta más rápidos, es vital evaluar cómo estas mejoras pueden realizarse de manera consistente y segura. La fusión de innovación y tecnología es la piedra angular de este avance. Este viaje de innovación se desarrolla en tres fases distintas:
La optimización manual, la visibilidad inteligente y el futuro impulsado por la inteligencia artificial (IA).
En esencia, la optimización manual se trata de perfeccionar y estandarizar rigurosamente los procesos de recuperación. Un enfoque consistente y claramente definido para los procesos de respuesta como la limpieza, el manejo de carga y el embarque de pasajeros puede facilitar significativamente las operaciones. Cuanto más se repiten estos procesos, más simplificados se vuelven.
Aquí es cuando aparecen pequeñas ventanas de oportunidad para mejorar, aunque su potencial sea limitado. Para lograr cambios más transformadores, la innovación impulsada por la tecnología es imperativa.
La segunda fase de visibilidad inteligente se basa en aprovechar la tecnología actual para vigilar los procesos en curso y mejorar la planificación. Un ejemplo notable es AeroCloud, que impulsa sus sistemas de gestión aeroportuaria combinando datos de vuelos de múltiples fuentes. Esto garantiza una fuente única de información actualizada y en tiempo real sobre las actividades de vuelo, lo que facilita una mejor planificación para los próximos cambios.
El viaje de la innovación en las operaciones aéreas está integrando constantemente tecnologías de inteligencia artificial, no solo para monitorear y detectar, sino también para realizar ajustes proactivos que mejoren la eficiencia operativa.
Un excelente ejemplo de este futuro en desarrollo de la IA es el sistema “Deep Turnaround” en el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam (AMS). Esta solución impulsada por IA, equipada con cámaras, rastrea más de 70 pasos en el proceso de retorno de la aeronave para predecir su duración y estimar cuándo un avión está listo para retroceder desde la puerta de embarque.
Aunque todavía se encuentra en sus primeras etapas, “Deep Turnaround” ya ha mostrado resultados positivos y no se limita a Schiphol. Recientemente, se reveló que este sistema también se está probando en otros aeropuertos, incluido el aeropuerto de Eindhoven.
Dicha tecnología tiene un enorme potencial. Por ejemplo, un sistema de inteligencia artificial podría utilizar actualizaciones meteorológicas en tiempo real para prever retrasos y redirigir automáticamente el manejo de combustible o carga a otra aeronave con una salida inminente. Garantizando que no se pierda tiempo, y que los recursos se utilicen de manera óptima, manteniendo la integridad del horario de vuelo.
Para concluir, OAG afirma que es claro que las soluciones más efectivas para las aerolíneas surgen de la sinergia de innovación, datos y tecnología.
Estos elementos sirven como ayudas invaluables para los despachadores y controladores de movimiento, ofreciendo una visibilidad mejorada y una toma de decisiones informada.
Sin embargo, es importante reconocer que, si bien estos avances ayudan significativamente a los procesos operativos, no reemplazan el conocimiento humano. Las consideraciones comerciales y otros factores críticos aún requieren supervisión e intervención humana.
A medida que la industria aérea continúa evolucionando, la gestión adecuada de los tiempos de respuesta, aumentada por estas ayudas tecnológicas, desempeñará un papel crucial para determinar su rumbo y éxito futuros.
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