Por Juan Carlos Vázquez
Si se logra concretar el proyecto de ley de Rusia, que permite a las aerolíneas de ese país volver a registrar aviones de propiedad extranjera para que puedan volar a nivel nacional, tendrá un grave impacto en el régimen regulatorio de la aviación a nivel mundial.
Rusia no solo estará incumpliendo sus leyes de Ciudad del Cabo, sino también de sus obligaciones en virtud del Convenio de Chicago, que sustenta la aviación moderna tal como la conocemos, afirmó el Instituto de Derecho Aéreo y Espacial (IASL) de la Universidad McGill, de Canadá.
En un estudio elaborado por Stefan-Michael Wedenig y Donal Patrick Hanley miembros del IASL, plantean que el Convenio de Chicago sí permite delegar ciertas responsabilidades para regular y vigilar la seguridad de una aeronave arrendada a otro país; sin embargo, excluye expresamente una nueva certificación de aeronavegabilidad.
Razón por la cual Irlanda y las Bermudas, países donde están matriculadas la mayoría de aeronaves en Rusia, han comenzado a revocar los certificados de aeronavegabilidad, pues no pueden garantizar que cada aeronave permanezca en condiciones óptimas.
Por lo tanto, si Rusia permitiera la reinscripción en el registro nacional ruso en estas circunstancias, se estaría violando el Convenio de Chicago y tanto Irlanda como las Bermudas no tendría más remedio que presentar una queja ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Adicionalmente, cualquier país que permita que una aeronave rematriculada atraviese o vuele hacia su espacio aéreo, también incumpliría con sus obligaciones bajo la Convención de Chicago, esto haciendo clara referencia a las naciones amigas de Rusia, con los que aún mantiene sus fronteras aéreas abiertas.
Sin embargo, hay más implicaciones, el registro de una aeronave no solo afecta la supervisión de la seguridad, sino que también determina la nacionalidad de una aeronave; este es uno de los principios fundamentales del derecho aeronáutico sin el cual los incidentes a bordo de una aeronave estarían bajo la “ley local” del país sobrevolado.
Por lo tanto, la reinscripción forzosa (ilegal) de la aeronave arrendada, constituye una violación de la soberanía tanto de Irlanda como del Reino Unido, que tiene soberanía sobre las Bermudas. Cualquier otro país que reconociera esta recertificación rusa correría el riesgo de ser visto también como infractores de la soberanía de Irlanda y el Reino Unido y cómplices en uso de certificados no validos de aeronavegabilidad.
“La situación en Rusia es ya un polvorín en llamas y la pregunta es si existe una salida. Para nosotros, no vemos cómo. La fecha límite establecida por la Unión Europea para rescindir todos los acuerdos de arrendamiento con operadores con sede en Rusia se acerca rápidamente (28 marzo) y Rusia parece decidida a forzar, o al menos facilitar, la reinscripción en violación de la Convención de Chicago”, se afirmó en el documento.
La resiliencia de la Convención de Chicago se pondrá a prueba como nunca antes. Los temas en el corazón mismo de la convención, los mismos principios sobre los que se basa este tratado, serán puestos a prueba, con implicaciones mucho más allá de Rusia.
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