El mercado aéreo mexicano se ha destacado a nivel mundial por su enorme resiliencia, dinámica de crecimiento y sobresaliente capacidad de absorción de oferta durante la fase de recuperación de la demanda post-pandémica. En particular, el mercado doméstico sigue registrando mes a mes cifras récord de pasajeros transportados, con tasas de crecimiento rondando los dobles dígitos sostenidos. Se proyecta que en 2023 la demanda nacional pudiera superar en 20% la de 2019.
Para las aerolíneas mexicanas, la degradación de la AFAC a Categoría 2 en mayo de 2021 implicó que ante la incorporación comprometida de nueva aeronaves a sus flotas, de mayor tamaño además, y la imposibilidad de establecer nuevas frecuencias y rutas en Estados Unidos, se vieran obligadas a voltear a otros horizontes, es decir para fines prácticos al mercado nacional principalmente. Dentro de este contexto se aprecia un aumento de la capacidad muy notable en rutas nacionales, del orden del 35%, al comparar las cifras de oferta del primer semestre de 2023 contra las del segundo semestre de 2019 (medidas en asientos-milla), impulsadas en buena medida por un inteligente plan de “upgauging” para contrarrestar los efectos de la reducción de slots en el AICM, por ejemplo. Durante este periodo, Viva Aerobús duplicó su capacidad instalada de asientos, Volaris la aumentó 65% y Aeroméxico la creció 33%, compensando con creces la salida del mercado de Interjet a finales de 2020 (fuente Cirium).
No obstante lo anterior, el reciente lanzamiento por parte de Volaris de 40 rutas nacionales desde 30 ciudades, ubicadas en 17 estados del país, llamó fuertemente la atención. Muchas de las nuevas rutas anunciadas son inéditas, incluyendo algunas que por sus características de distancia y demanda parecieran ser más aptas para aeronaves de categoría regional, pero ese es otro cantar. La ambiciosa expansión es consistente con el exitoso modelo de negocios de Volaris de migrar pasajeros del autobús al avión. Presagia nuevos horizontes de crecimiento acelerado para la aerolínea líder del país, en búsqueda de los espacios que requiere su creciente flota. En menor escala, pero siguiendo la misma lógica, Viva Aerobús ha seguido desarrollando su presencia a lo largo y ancho del país con muy buenos resultados también. Hasta aquí son buenas noticias, pero lo que queda en tela de juicio es cuántas de estas nuevas rutas serán redituables y sustentables a la postre, y cuántas quedarán como meros experimentos, lo que en su caso requeriría una reasignación de los aviones y recursos invertidos.
La colocación de mayor oferta dentro del mercado doméstico se está tornando complicada en cuanto a la viabilidad de añadir frecuencias en rutas ya atendidas, muchas veces por falta de slots o simplemente por saturación de demanda; el poder desarrollar nuevas rutas rentables y sustentables con aeronaves, cuya capacidad promedia 200 asientos o más por despegue; y poder mantener a la vez una calidad de ingreso razonablemente sana. Los mercados de Centro y Sudamérica han ayudado, en cierta medida, a mitigar un efecto de la saturación de capacidad de las aerolíneas mexicanas, pero ya han sido copados y carecen de márgenes significativos de absorción incremental de asientos. ¿Hacia dónde voltear entonces, con la válvula de escape del mercado de Estados Unidos cerrada hasta nuevo aviso?
Es probable que los persistentes límites operacionales impuestos por la Categoría 2, sin mencionar eventuales reducciones adicionales de slots en el AICM, empiecen a cobrar factura a nuestra industria si es que el fantasma de la sobreoferta que hoy ronda efectivamente se materialice. La experiencia de este fenómeno nos habla de presiones a la baja en las tarifas, a menudo agudas, no sólo en rutas de alta densidad intensamente competidas, sino también en rutas de menor tamaño que tienden a requerir precios muy agresivos para estimular la demanda. En casos más extremos, podría implicar cancelar vuelos, estacionar aviones, cerrar estaciones y reducir personal. En este sentido, la puesta en marcha de la nueva aerolínea estatal, con visos de fuertes distorsiones competitivas de toda índole, no es una buena noticia. Representa potencialmente un serio agravante de la de por sí la complicada situación que se avizora para las aerolíneas del país de no revertirse la degradación pronto.
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