Pasar al contenido principal
21/04/2025

El umbral de 1.5°C: La advertencia climática para México

Cesar Augusto … / Lunes, 21 Abril 2025 - 01:00

El 2024 quedará marcado como el año en que la temperatura global superó, de manera sostenida, el umbral crítico de 1.5°C respecto a niveles preindustriales. Lo que antes era una advertencia ha pasado a ser una realidad ineludible.

México no es la excepción: el aumento de temperaturas, las sequías prolongadas, la intensificación de huracanes y la crisis hídrica están transformando de manera irreversible la vida de millones.

El calor extremo ya es una amenaza directa. En 2024, se registraron temperaturas récord en todo el país: la Ciudad de México alcanzó 34.2°C en abril, mientras que Monterrey rebasó los 45°C en mayo. Estas olas de calor no solo afectan la comodidad de la población; también provocan golpes de calor fatales y una mayor demanda de energía, desafiando la infraestructura eléctrica. En Tabasco y Chiapas, el calor extremo causó la muerte de más de un centenar de monos aulladores, una advertencia de cómo la biodiversidad también está en juego.

A la par del calor, la crisis hídrica se agrava. En 2024, el 76% del país experimentó condiciones de sequía de moderada a extrema. El Sistema Cutzamala, vital para la Zona Metropolitana del Valle de México, cayó a niveles críticamente bajos, afectando el suministro de agua a millones. Mientras tanto, la irregularidad en las lluvias intensifica otro problema: inundaciones repentinas en regiones como el Bajío y Chiapas, donde suelos endurecidos por la sequía no pueden absorber el agua con rapidez.

Los huracanes también han evolucionado. En 2023, Otis pasó de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en solo 12 horas, devastando Acapulco. En 2024, este patrón se repitió con otros ciclones que cobraron fuerza inusitada, impulsados por los océanos cada vez más cálidos. Con costas expuestas en el Pacífico, el Golfo de México y el Caribe, México enfrenta una creciente amenaza de huracanes más violentos y destructivos.

La agricultura también está en riesgo. La producción de maíz de temporal, base de la alimentación mexicana, podría caer hasta un 10% a nivel nacional y hasta un 80% en regiones específicas. La inestabilidad climática pone en jaque la seguridad alimentaria, aumentando la dependencia de importaciones y el costo de la canasta básica.

Ante este escenario, la inacción no es una opción. El 80% de los municipios del país carecen de un Atlas de Riesgo actualizado, dejando a comunidades vulnerables ante desastres climáticos. Además, las políticas públicas han priorizado combustibles fósiles sobre energías limpias, mientras que los planes de mitigación y adaptación avanzan a paso lento.

Si bien las soluciones estructurales requieren acción gubernamental y empresarial, también hay medidas personales clave para mitigar el impacto:

Reducir la exposición a olas de calor: Mantenerse hidratado, evitar actividades al aire libre en las horas de mayor radiación solar y buscar refugios frescos en días extremos.

Optimizar el uso del agua: Reparar fugas, captar agua de lluvia y reducir el consumo doméstico en lo posible.

Prepararse para eventos climáticos extremos: Tener un kit de emergencia, establecer rutas de evacuación y mantenerse informado sobre alertas meteorológicas.

Reducir la huella de carbono: Optar por transporte público o bicicleta, usar energía de manera eficiente y reducir el desperdicio de alimentos.

Cruzamos la barrera de 1.5°C y no hay vuelta atrás. Pero la gravedad de sus efectos aún depende de lo que hagamos hoy. La urgencia es clara: debemos actuar, de manera colectiva e individual, para evitar que el futuro climático de México se vuelva insostenible. El momento de cambiar la historia es ahora.

 

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no reflejar  el  criterio  de  A21”

Facebook comments