La semana pasada tuvo lugar un importante evento para nuestro sector con una proyección integral nacional e internacional. Del 12 al 14 de noviembre nuestra Fuerza Aérea Mexicana fue anfitriona del 3er Congreso Internacional de Seguridad Aérea, un espacio multi e interdisciplinario para la reflexión el intercambio de experiencias y la exposición de diferentes posturas frente a este importante tema desde diversos enfoques y perspectivas. Citados en el Auditorio General del Centro Militar de Ciencias de la Salud, en las inmediaciones del edificio sede de la Secretaría de la Defensa Nacional, ponentes de cinco países además del nuestro, así como representantes de destacadas autoridades y organismos internacionales se dieron cita para reiterar la necesidad de abordar el tema de la Seguridad Aérea Integral, desde una perspectiva operacional, formativa, aeroportuaria, de tecnología y de prospectiva.
Llamativo es que a lo largo de este importante evento se reiteró nuevamente la importancia de crear una cultura de la prevención, de incentivos a la seguridad, y de una visión estratégica del desarrollo aéreo nacional. Se realizó un marcado énfasis en la capacitación, el adiestramiento y el factor humano en la seguridad aérea, así como en la necesidad de recurrir a la investigación exhaustiva de accidentes e incidentes para la prevención prospectiva de los mismos. Por otro lado, se reflexionó sobre la importancia de la tecnología y de cómo ésta es vital para el desarrollo de las condiciones permisivas ideales para la conducción eficiente de las operaciones aéreas.
Lo anterior no debería sorprendernos; de hecho, nos debería de sorprender si no fueran mencionados estos temas. El verdadero tema en cuestión aquí es que todos estos comentarios se expresan una vez más y parece que las propias autoridades titulares de estos temas a nivel nacional o hacen caso omiso, o deliberadamente ignoran el tema, o bien son sordos al clamor nacional e internacional que exige definición en estos temas. Ya vamos para los doce meses de la presente administración federal, y seguimos a la espera de un posicionamiento claro, contundente y fundamentado de las dependencias de gobierno titulares del transporte nacional sobre la dinámica prospectiva del desarrollo aéreo nacional con seguridad y trascendencia.
Sin duda la Fuerza Aérea Mexicana y sus integrantes tienen clara la visión prospectiva del tema; pero sigue con un gran signo de interrogación si las autoridades civiles nacionales lo tienen igual de claro. En semanas y meses pasados hemos visto un irreverente jaloneo en torno a un proyecto inanimado como es el del aeropuerto en Santa Lucía, cándidamente iluminado por videos que se hicieron virales en redes sociales de estructuras recién edificadas que colapsaban (y no precisamente por excelente ingeniería). Entre rimas, dimes y diretes judiciales; entre amparos aplicados, revocados y contradichos; entre la crítica y la objeción nacional e internacional; y el férreo, abnegado, aberrante, imprudente y caprichoso posicionamiento oficial, Santa Lucía “va por que va” como auguró el titular del Ejecutivo Federal.
Independientemente de nuestra postura personal en torno a este proyecto, el mismo es difícilmente defendido en razón de otros sucesos nacionales de nuestro sector que obligan a preguntas obvias, y a respuestas aún más evidentes. En los últimos once meses el número de accidentes e incidentes aeronáuticos nacionales se ha elevado alarmantemente. Es difícil obtener cifras oficiales de la SCT, y muchos incidentes no son de conocimiento público, pero tan sólo las últimas semanas se han presentado accidentes aéreos importantes, algunos de ellos con pérdidas humanas que lamentar.
Por su parte, numerosas entidades internacionales han señalado vez tras vez que la infraestructura tecnológica y operacional nacional en materia aeronáutica se esta quedando rezagada, e incluso algunas empresas internacionales han declarado que no se sienten cómodos realizando operaciones aéreas en nuestro país. Esto debería de ser una poderosa llamada de atención a nuestras autoridades, las cuales han respondido a estos señalamientos con un ensordecedor silencio y una mirada perdida en lontananza demagógica. Las razones no bastan, la evidencia es no concluyente e insuficiente para ellos, y lo autoevidente es intrascendente aparentemente. Evidentemente, este comentario no es aplicable a todos los servidores públicos de la Administración Pública Federal que trabajan en este rubro, pero si es llamativo que a la fecha no existe un claro señalamiento del rumbo que deberá emprender México en los próximos cinco años en el sector aeronáutico.
También es significativo que la SCT y los organismos que le integran ya casi no emite señalamientos contundentes en torno a los accidentes/incidentes aéreos recientes. Sin duda hay un registro y se inicia una investigación, pero poco o nada se filtra a los medios o se plantea de manera oficial. También es notorio el bajo perfil que busca llevar la recientemente creada Agencia Federal de Aviación Civil que con apenas un mes de vida pocas señales ha dado que sustenten las expectativas generadas en torno a ella. ¿No sería importante que para estas alturas hubiera una manifestación clara y contundente de la proyección de esta Agencia? ¿No sería conveniente que para este momento hubiera una clara presencia de esta entidad para sentar bases firmes que fortalecieran la operación aeronáutica civil nacional?
Podríamos quedar con muchas mas preguntas, cuestionamientos y reflexiones. Solo vale la pena reiterar que es “interesante” que nuestra Fuerza Aérea sea anfitriona de un importante evento multinacional de Seguridad Aérea y de lo ahí expuesto poco se vea en la realidad nacional. Esta no es una crítica destructiva, es un incentivo positivo para fortalecer áreas que indudablemente son de oportunidad; el no hacerlo sería imprudente y puede tener consecuencias muy lamentables.
Reza el dicho que “poderoso maestro es el ejemplo” y dicho de otra forma “el ejemplo es orden silenciosa”. El suscribiente mantiene que es importante que todo aquello que se expresó en el 3er Congreso Internacional de Seguridad Aérea se vea traducido en acciones contundentes en nuestra realidad nacional. Si no, sólo quedará en el terreno de las ideas.
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