No hace ni cuarenta y ocho horas que se dio la clausura de FAMEX 2019, el evento más importante de la industria aeroespacial en México y sin duda un referente de gran importancia para América Latina. Este encuentro de tres días reunió a los cuatro sectores esenciales para el desarrollo aeroespacial, mismos que hemos reiterado en numerosas ocasiones en este espacio. Estas “cuatro aspas” de una “hélice del desarrollo” se coordinaron al unísono en un momento y lugar emblemático para la aviación nacional: la Base Aérea Militar No. 1 en Santa Lucía, Estado de México.
En este entorno, bajo el auspicio de la Fuerza Aérea Mexicana como representante del Estado Mexicano, confluyeron las cuatro “aspas” esenciales para un adecuado “despegue” del desarrollo nacional, así como su centro motor: la academia, el gobierno, la industria y los inversionistas, en torno a un eje central que es el consumidor, en una dinámica que probablemente veremos su plena manifestación en semanas, meses y hasta años en el porvenir. El desarrollo en aviación, recordemos, no produce beneficios inmediatos; tal vez se noten más en el corto plazo, pero sus beneficios se extienden en el mediano y largo plazo de carácter integral.
Todavía es prematuro para saber a ciencia cierta cuántos asistentes tuvo la Feria y cuántos visitantes estuvieron presentes en esta Base y en sus inmediaciones como espectadores de las manifestaciones y derrama económica que tuvo este evento. Sin embargo, el número difícilmente será menor a trescientos mil mexicanos que en un momento u otro fueron partícipes de este suceso. De primera instancia parecería que esta cifra es exagerada, o inclusive poco realista. Pero debemos recordar que en ediciones anteriores hasta seiscientos mil o setecientos mil asistentes fueron parte de FAMEX y los espectáculos aéreos que marcaron su clausura.
Lo anterior nos habla de un interés generalizado del pueblo de México por la aviación, y que las miradas no están orientadas a tierra sino a lo alto, con todo lo que ello implica. Tal vez, éste sea el mayor legado de FAMEX 2019, así como un poderoso mensaje que debe transmitirse y comprenderse: la vocación del Pueblo no está en un plano horizontal, sino en uno vertical y ascendente. El futuro del país, por consecuencia lógica, reside en la misma dirección. Implica prepararnos a enfocar nuestra mirada en otro plano, a abrir nuestros sentidos y adentrarnos en un ambiente en el cual no podemos dominar por física, pero sí con nuestra determinación, intelecto y voluntad.
FAMEX 2019 nos deja un profundo e importante legado a todos los mexicanos, ya que se vertieron y manifestaron avances y gestiones que podrían llevarnos a una nueva “altitud” del desarrollo, así como también podría abrirnos la puerta a nuevas oportunidades en el corto, mediano y largo plazo. Llamativo fue la presencia de otras autoridades federales en el evento, inclusive de la Titularidad del Ejecutivo. Lo que tal vez fue un acto protocolario realmente debe ser un llamado de atención, una invitación y un poderoso señalamiento que el rumbo del país no puede relegarse a prácticas, visiones e inclusive gestiones del ayer sino del mañana. También es una llamada a re-pensar y re-plantear algunas aproximaciones que el presente gobierno y sus instituciones consideran para el resto de la administración.
Ver a tantos mexicanos congregados en torno a este importante evento, a los expositores nacionales y extranjeros, así como la disposición de oportunidades y áreas de desarrollo debería ser un enérgico y urgente llamado al Gobierno Federal a re-orientar su estrategia para el porvenir, así como para incentivar la inversión en este sector. Se trata de una oportunidad conjunta entre sociedad y gobierno para emprender de la mano una nueva etapa para México, y de esta forma influir en nuestro entorno de una manera positiva.
Bajo la expresa voluntad de cooperar armónicamente, los sectores empresarial y gubernamental cuentan con las condiciones ideales para promover la industria aérea y espacial nacional y regional. Los últimos meses en nuestro sector se han caracterizado por importantes cuestionamientos y señalamientos en materia de seguridad, de deficiencias en capacitación y adiestramiento, y en el bajo e ineficiente aprovechamiento de los nuevos avances tecnológicos. Esto ha llevado a trágicos acontecimientos con pérdidas de vidas humanas, la mayoría de ellas que pudieron haberse evitado oportunamente. Es llamativo y de mención que estos fueron temas esenciales de FAMEX y reiteran el compromiso nacional con estas temáticas. Es por ello que esta Feria Aeroespacial México trasciende de apenas los tres días en que tuvo lugar, sino que se proyecta en los meses y años venideros como un legado duradero y que sienta precedente nacional y transnacional.
Por su planteamiento FAMEX no es un evento anual, siendo concebido como un espacio donde cada dos años lo mejor de los avances transnacionales tienen cita en nuestro país. FAMEX 2021 se ve lejos desde nuestra perspectiva individual, pero como Estado y como sociedad está a la vuelta de la esquina. Sin duda el antecedente y referente de este año quedó circunscrito como un magno encuentro, fijando el estándar mínimo muy alto para la siguiente edición. Esto es bueno (de hecho, excelente) ya que en nuestro sector los logros máximos del ayer son los estándares mínimos del mañana, y donde el esfuerzo pretérito es la semilla del logro futuro. Recordemos entonces a FAMEX 2019 como la antesala de FAMEX 2021. Imposible es predecir el futuro con certeza, pero tengamos confianza que en dos años estaremos viendo los frutos de la semilla que se plantó hace apenas cuarenta y ocho horas. Nuevas altitudes y mejores vientos, ése es el pronóstico.
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