La historia mundial está plagada de escándalos políticos, diplomáticos, financieros, legales, empresariales, de corrupción, entre otros tantos. El dedicarme desde hace muchos años a temas de Compliance, además del Derecho Aeronáutico, me ha permitido y obligado a la vez a estudiar a profundidad algunos de los escándalos globales financieros y de corrupción de mayor magnitud en la historia, como los de Enron, Worldcom y Madoff, entre otros varios, con el fin de conocer y entender la causa raíz y los efectos de éstos.
Cito lo anterior, debido a que, a pesar de haber estudiado escándalos de gran calado, todavía no estoy seguro si esta serie de muy desafortunados y sucesivos eventos que han ocurrido con la familia de aeronaves Boeing 737 MAX 8 de Ethiopian Airlines y de Lion Air, con el B737 MAX 9 de Alaska Airlines y con algunos otros incidentes aparentemente “menores” ocurridos con un B737-8V3 de Copa Airlines, con un B737-800 de All Nippon Airways y con un B737 modificado en el que viajaba recientemente el Secretario de Estado de los Estados Unidos (EE.UU.), siguen siendo un escándalo o ya lo superaron por mucho y pasaron a un supra nivel que ya no encuentro como denominarlo, pero total que lo escandaloso, alarmante y desastroso de esta histórica situación con aeronaves de la familia 737 de Boeing, me parece es de proporciones pocas veces antes vistas.
Importante mencionar también el reciente llamado de la Federal Aviation Administration (FAA) a revisar los tapones de las puertas de salida de las aeronaves B737-900ER, pertenecientes de igual forma a esta ya no ilustre pero famosa familia de los 737.
Antes de esta recomendación, la FAA emitió una directiva ordenando la puesta en tierra e inspección inmediata de las 171 aeronaves B737 MAX 9 que me parece totalmente oportuna y pertinente, más aún, cuando operadores como United Airlines y la misma Alaska Airlines han encontrado componentes y piezas sueltas en el fuselaje de este tipo de aeronaves.
No obstante, la orden de la autoridad americana de aviación de inspeccionar este tipo de aviones debería de ser el punto de partida para de ahí seguir con la imposición primero, de medidas correctivas ejemplares (por decir lo menos) y posteriormente con acciones preventivas para evitar que estos lamentables eventos ocurran nuevamente.
Entiendo que ya algunas aerolíneas grandes y pequeñas están analizando y cuestionando seriamente la continuidad de la operación o la futura adquisición de este tipo de aeronaves, tal como lo acaba de anunciar uno de los tres grandes operadores americanos, el cual hará una simulación en el papel de su plan estratégico de flota a operar ahora sin este tipo de aeronaves.
Ahora sí, después del niño ahogado, la alta administración de Boeing está pidiendo a gritos la ayuda y colaboración externa, por lo cual ya contrató los servicios del Almirante Kirkland H. Donaldun como asesor especial del CEO, quien será “sus ojos” en la línea de producción, contratando además a un equipo de auditores externos para la revisión de sus programas de control de calidad.
Así como la FAA degrada de categoría a los estados que no cumplen cabalmente con las normas y estándares internacionales en materia de seguridad aérea, debería también de degradar a categorías ínfimas a las grandes corporaciones en las que claramente están existiendo serias y profundas irregularidades, incumplimientos y deficiencias (nuevamente por decir lo menos) en toda la línea de producción y especialmente en los procesos de aseguramiento de la calidad y seguridad en la cadena de manufactura del producto 737.
Entiendo que estamos hablando del gigante armador de aeronaves más grande del mundo (se pelea este puesto con Airbus), además de proveedor estratégico de defensa aérea de los EE.UU. y desde luego ícono corporativo e industrial de los EE.UU. No obstante, eso no debería de ser óbice como decimos los abogados, para que en la fabricación y mantenimiento de aeronaves en el mundo se ponga en riesgo la seguridad operacional, pero sobre todo la vida de las personas.
Hasta dónde llegará esta historia, ya lo veremos.
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