Pasar al contenido principal
02/05/2024

Futuros aeropuertos y ecosistemas de carga mexicanos (Segunda parte)

Sebastian Pinelli / Domingo, 19 Marzo 2023 - 18:36

Para que un aeropuerto sea competitivo como carguero, requiere de planeación específica en distintas áreas, como describe el Journal of Air Transport Studies, que menciona cuatro componentes o factores principales: Territorio, mercado de carga, operaciones aeroportuarias y diferenciación de producto.

El primer componente, el territorio, involucra factores geográficos del aeropuerto, tales como ubicación, porque la carga aérea depende de su velocidad y un aeropuerto mal ubicado retrasa el proceso, haciéndolo más costoso. El territorio ideal, entonces, depende de su lugar, que a su vez se deriva del mercado que se busca atender (si será HUB o se enfoca en demanda especifica de origen-destino) y de su espacio disponible para crecer y operar, evitando una saturación de slots.

El mercado de carga, importante por sí mismo, se refiere a la existencia de compañías de logística (freight forwarders) y de integradores de carga (FedEx, DHL, UPS), ya que estos son los principales movedores de mercancías y su mera presencia llama a más carga. Además, el contar con aviones de fuselaje ancho de pasajeros y de aviones cargueros, también atrae mayor capital.

Las operaciones aeroportuarias, por su parte, engloban lo que hace eficiente a un aeropuerto. Esto abarca sus horarios operativos 24/7, sus costos competitivos no sólo del aeropuerto sino de proveedores de servicios y mano de obra, su conectividad aérea y su accesibilidad terrestre y carretera, esta última de especial trascendencia para aeropuertos pequeños con enfoque de carga.

Por último, la diferenciación del producto, abarca la reputación del aeropuerto y de las empresas de servicios que trabajan allí (porque los artículos que se vuelan son caros y propensos a robos), si su actitud tiene afinidad hacia la carga aérea buscando captarla y si cuenta con plan de desarrollo de ésta. Un factor sustancial que diferencia a un aeropuerto, es su infraestructura, como rampas, pistas, hangares y bodegas, dentro de la que su aduana destaca en importancia. De hecho, una aduana ineficiente vulnera no sólo al aeropuerto, sino a toda la zona económica.

Si bien el traslado de mercancías puede representar sólo alrededor del 10% del valor financiero de un aeropuerto, es necesario que se aprecie una imagen más general del aporte que puede dar a la región, dado que éste crea un significativo valor estratégico para los usuarios y clientes, generando aún mayor valor para la economía y el comercio regional, constituyendo un “ecosistema de carga” efectivo.

Un ejemplo del alcance de un ecosistema de carga exitoso es el Aeropuerto Intercontinental de Querétaro (AIQ), quien hace poco más de diez años no figuraba en los rankings nacionales. El AIQ atrajo la inversión de DHL Express, erigiendo allí su base aérea nacional en 2010, jalando más carga de otras compañías y ahora siendo HUB también de Mercado Libre. En 2022, el AIQ movió más de 70 mil toneladas de carga, convirtiéndose en el cuarto aeropuerto carguero mexicano, suministrando a la zona y promoviendo su crecimiento económico. Esto nos regresa al caso de Dallas Fort-Worth, donde la financiación al área de carga se dio una vez que se identificó que aportaba una derrama de 20.3 mil millones de dólares anuales al ecosistema de carga regional.

México tiene frente a sí una enorme oportunidad de crecimiento industrial y progreso, que conlleva una necesidad de modernización logística para mantenerse competitivo. La mejora de las conexiones logísticas aéreas de una región crea una calidad de vida más digna para sus habitantes, pero requiere de innovación y de una planeación meticulosa que considere los factores ya mencionados, así como de una política pública para su correcto desarrollo, algo que se viene recomendando desde el 2010, cuando la UNAM hizo estudios para la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

Es un desafío bastante complicado porque, actualmente, el sólo hecho de mencionar la palabra “aeropuerto” detona un pensamiento dicotómico (todo es blanco o negro, perfecto o inútil, malo o bueno) que polariza opiniones tanto políticas como públicas y que sólo agrega obstáculos a un proceso que requiere de estudio metódico y metas compartidas; a pesar de ello, el desafío es lograble, como los futuros aeropuertos aquí lo evidencian. Justo a tiempo, porque habrá carga hasta para tirar para arriba.

 

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no reflejar  el  criterio  de  A21”

 

Facebook comments