Pablo Chávez Meza
En un país donde la mayor parte de pilotos de aviación son hombres, las mujeres abren sus alas y zurcan el cielo, demostrando su capacidad para enfrentar este reto.
Tan sólo en el país hay poco más de mil mujeres piloto en operación, de acuerdo con datos de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT); además, anualmente el mercado requiere la formación de entre 500 y 600 pilotos.
Ante esto, jóvenes como Karla Garduño García, mira hacia el cielo en búsqueda de sus sueños: “Me llamó la atención la demanda, hay mucho campo laboral”.
La futura piloto, perteneciente al Colegio Aeronáutico del Bajío, explica que su interés por la aviación empezó por ser sobrecargo y al empezar a investigar más sobre esta carrera, le llamó la atención la demanda y el crecimiento que tiene, así como el salario, ya que es una profesión bien remunerada.
Comentó que uno de los pilares de la aviación es la seguridad. “La palabra seguridad es lo esencial, es cuidar de los pasajeros que vamos a llevar a cierto destino”.
Garduño García sostuvo que desde que empiezas el despegue, la tarea es pensar que no estás jugando. El avión, dijo, es de un material, de metal, que puede fallar, “pero estamos capacitados para atender cualquier situación de emergencia”, apunta.
“Y desde que estás en el simulador, antes de pasar a las horas de vuelo, te das cuenta de situaciones que se te pueden presentar, la emoción es muy bonita, ves al mundo totalmente diferente”, dijo.
Formación
La joven aspirante a piloto comercial, oriunda de León, Guanajuato, describió su formación que consistió, primero, en teoría, luego capacitación en un simulador, en una cabina de 10 horas.
En el simulador, comentó, hicimos prácticas desde el checking, además de aprender a qué hacer en situaciones como humo en cabina, ataque de pájaros o falla en un motor, simulaciones que, aseveró, no se pueden llevar a cabo cuando estás volando, “las ves en el simulador, primero es práctica y luego horas de vuelo”.
Después de eso, vinieron las horas de vuelo, las cuales fueron 42. Desde el momento en que llegábamos al aeropuerto y veíamos la aeronave en que íbamos a subir, sentía una adrenalina, la “pasión por la aviación la llevas en la sangre; sentir el motor, el ruido del despegue, el aire, es algo muy difícil de describir”.
Comentó que en la escuela donde estudia hay cuatro grupos integrados por 15 alumnos, en los cuales hay tres mujeres; es cada vez menos el fenómeno de pensar que la carrera es sólo para hombres, sino que debe ser igual.
Destacó que entre las ventajas de las mujeres piloto está en que pueden hacer varias cosas a la vez, aprovechan su “sexto sentido” en la cuestión técnica, sus manos al ser más pequeñas y delgadas, pueden acceder a espacios donde las manos de los hombres les complica más el poder operar.
Su sueño, dijo, es poder volar con una tripulación completamente integrada de mujeres, tal como ha ocurrido con aerolíneas nacionales como Aeroméxico y Volaris. Añadió que le gustaría volar en una empresa extranjera.
Facebook comments