Pues hemos llegado al fin de año. Lo que hace muy poco parecía difícil, se ha concluido. Para la próxima entrega de esta columna nos encontraremos ya en pleno 2022, dejando atrás un año extremadamente complejo. Mirando en retrospectiva, estamos concluyendo un año extremadamente complicado, y salvo en contadas excepciones, con bastantes pérdidas.
Sin duda quisiéramos poder regocijarnos de haber tenido un año pleno, fructífero, y con grandes expectativas al provenir de nuestro sector en México. Lamentablemente no es así, y las evidencias abundan al respecto. La semana pasada hicimos una breve recapitulación del año, por lo que nos abocaremos en esta breve entrega a lo que nos espera el próximo año. De antemano sabemos que no es pequeño el reto que nos espera.
En primer lugar, tenemos un sector aeronáutico nacional que ha perdido mucha legitimidad, apoyo, confianza y certidumbre. Esto se traduce a un entorno internacional dudoso, cauteloso al extremo, y que mira a México como una gran oportunidad que se está perdiendo, por no decir ya perdida. El 2022 nos espera la ardua tarea como sector -incluyendo a actores particulares y a las autoridades- para recuperar esa confianza. Es curioso, el año pasado por estas mismas fechas y en esta misma columna semanal mencionábamos que justo estas acciones eran requeridas para el 2021. Sin duda, fueron aspiraciones que no se cumplieron, veamos si lo logramos en el próximo año. Aquí cabe reitera algo que hemos dicho una y otra vez: no se trata de discursos, palabras, posturas ideológicas o enérgicos posicionamientos públicos; se trata de resultados claros, contundentes, medibles y observables. Estos últimos son los que cuentan, y los que la comunidad internacional le exige a México.
Por otro lado, estamos frente a la potencial repetición de la crisis de marzo-abril del 2020: la variante Ómicron del COVID-19 se encuentra en ciernes de volver a atacar y afectar al mundo entero. Todavía no conocemos muy bien como opera esta variante, pero los primeros datos epidemiológicos señalan que es mucho más contagiosa que la variante Delta, mucho mayor que la cepa original. El problema no es la letalidad. De hecho, si vemos los datos estadísticos duros a nivel global veremos que este factor nunca fue un problema de gran magnitud. El problema real es la velocidad de los contagios, lo cual representa un elevado número de personas que adquieren la enfermedad y que requieren atención médica inmediata, saturando los servicios de salud, y generando la crisis que vimos en 2020 a nivel mundial.
El referente epidemiológico y de respuesta a la crisis no puede ser México. Por cualquier criterio que se le vea, con datos reales (no manipulados o alterados) nuestro país fue uno de ellos peores a nivel internacional en manejar la crisis, y la atención a la enfermedad fue, por decir lo menos, desastrosa y negligente. Pese a los discursos oficiales y “triunfalistas”, la evidencia es clara en torno a ello, y las consecuencias son vividas por millones de mexicanos que o fueron víctimas de este mal o perdieron a algún ser querido. La negligencia en atender a esta enfermedad dio un mensaje claro a la comunidad internacional: en México no hay seriedad para atender una crisis sanitaria de estas características.
Al igual que la cepa original y la Delta, la Ómicron se está esparciendo por el mundo a pasos agigantados, y el principal medio de difusión es el transporte aéreo. Pero esto no le causa sorpresa al resto del mundo, ya se encuentran preparados y esto era predecible. Para justo una situación así se prepararon planes de contingencia y respuesta a nivel internacional, y justo ahora se están implementando. Veremos en unas cuantas semanas que tanto éxito tuvieron estos protocolos, y la eficiencia de estas medidas.
Pero en México las autoridades sanitarias, aeronáuticas y en general de Políticas Públicas siguen en otros temas, al ser este un tema que para ellos no es prioritario. Esto da una imagen terrible a nivel internacional, y vuelve a manifestar la baja seriedad que tienen algunos actores públicos en torno a la Seguridad Aérea Integral de nuestro país. A esto debemos sumarle que no hemos recuperado la Categoría 1 de Seguridad Aeronáutica, y es posible que en 2022 tampoco la recuperemos. Espero estar equivocado y que las autoridades nos sorprendan positivamente en este sentido.
También en teoría se inaugurará el Felipe Ángeles. De ahí a que funcione es otra cosa, pero no dude se anunciará como “un gran logro”. Solo falta ver los “detallitos” que harán falta por arreglar. No nos sorprendamos que la legitimidad y la imagen de México después de esta inauguración decaiga aún más, y comiencen más críticas internacionales. A esto debemos sumarle que existen varios procesos de auditoría y supervisión internacional en materia aeronáutica en 2022 que se programaron desde hace mucho, así que sin duda tendremos un diagnóstico más claro de la situación que guarda el sector aéreo y aeroespacial mexicano en los próximos meses.
En fin, nos espera un año interesante. Habrá mucho que comentar, mucho que reflexionar y analizar, y sobre todo mucho que aclarar en los meses por venir. Pero eso aguarda todavía al 2022, todavía nos faltan unos cuantos días más. Es entonces momento de regocijo, de tomar un breve descanso, y de mirar al porvenir con un realismo prospectivo, pero con esperanza optimista y bien informada. Esta es la mejor receta para prepararnos para el porvenir.
Deseo a usted, estimado lector, su familia y seres queridos lo mejor para este 2022. Que sea un año lleno de oportunidades, de logros y de éxitos. Para nuestro sector no me queda más que desearle y esperar lo mismo. En este nuevo año que comenzamos le invito nuevamente a un simple ejercicio diario, no importa la hora del día o de la noche que lo haga: mire al cielo, lleve su mirada a las alturas, en mente, espíritu y corazón eleve su mirada más allá del horizonte. Ahí está el futuro, ahí está el porvenir. Tal vez vea algo surcando los cielos, vea en ellos ese mañana lleno de promesas. Ahí están los sueños, y si lo que soñamos se convierte en realidad, entonces soñamos bien.
¡EXCELENTE Y FELIZ 2022!
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