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23/11/2024

Interjet: ¿otra Mexicana?

José Medina Go… / Domingo, 6 Septiembre 2020 - 21:27

En el último par de semanas se han presentado ciertos indicios en el entorno aeronáutico y comercial nacional que dan mucho que pensar. Difícil es dilucidar la situación con claridad, y lamentablemente poco a poco se incurre en el terreno de la especulación. Nos referimos a la dinámica de Interjet, una de las aerolíneas emblemáticas del México contemporáneo, pero sobre la cual convergen nubes de dudas y cuestionamientos.

Esta aerolínea tiene una historia compleja, que escapa al alcance de esta brevísima aportación semanal, pero esencialmente ha sido una narrativa de “picos y valles” que en los últimos dos años ha tenido una tendencia a bajar. Al inicio de este año Interjet se encontraba en una situación delicada, pero aparentemente estable. Ciertamente, muchos analistas y conocedores del entorno podrían disputar esta afirmación, y señalar lo contrario. Sin embargo, lo que es prácticamente indiscutible es que durante los meses más arduos de la pandemia del COVID-19 este año, durante la cual prácticamente todas las operaciones aéreas nacionales se suspendieron de un día para otro, fue una de las más golpeadas.

Bien es sabido y se ha discutido casi hasta el cansancio que uno de los sectores más afectados por la pandemia del COVID-19 fue la aeronáutica y la aeroespacial, y que el sector mexicano fue particularmente afectado por la baja demanda de prestación de servicios y la ignominiosa apatía del gobierno federal. Muchos dicen todavía “nos dejaron morir solos”, y técnicamente están en lo cierto. Pero también es cierto que esto todavía no concluye, y que estamos a meses de una recuperación eficiente. Esto lo hemos comentado a mayor detalle en otras colaboraciones.

Ocupa entonces a este espacio referirnos a ciertos “indicios” de que Interjet está más grave de lo que nos imaginamos. Existen rumores y especulaciones -probablemente ciertas pero difíciles de confirmar por el momento- que Interjet puede desaparecer, puede ser absorbida por otra empresa o bien cambiar su denominación social. Otras tantas voces arrojan que realmente lo que se trata es de un ingreso adicional de capitales, un cambio de administración o incluso una restructuración profunda. Algunos acusan a funcionarios y ejecutivos de la aerolínea que consideran “no estaban al nivel”, y tantos otros acusan de “incompetencia”.

Puede que todos estos rumores y afirmaciones sean ciertos. Pero también puede que no lo sean. El hecho es que actualmente es una especulación fundamentada, ya que todavía no vemos el desenlace final. Sin embargo, todo este entorno de información, datos y “suposiciones informadas” llevan a muchos a recordar una vieja herida queloide que no ha cerrado del todo, y que muchos más han mantenido abierta y sangrando por años: Mexicana de Aviación.

Aerolínea emblemática de México, que bajo condiciones muy cuestionable se declaró en concurso mercantil el 28 de agosto del 2010. El 4 de abril del 2014 este proceso concluyó, declarando a esta importante empresa en situación de bancarrota. Las condiciones para que esto ocurriera fueron profundamente dolorosas, trágicas y rodeadas de una gran aura de dudas y cuestionamientos. Se habla de malos manejos, de una administración terriblemente ejecutada, de robos millonarios, y de abusos difícilmente vistos en nuestro sector. A más de seis años de esta tragedia aeronáutica nacional sigue habiendo más dudas, preguntas y cuestionamientos que respuestas y explicaciones contundentes.

Peor aún, buena parte de los trabajadores de Mexicana de Aviación quedaron (literalmente) “volando”, y las afectaciones para cientos de familias de connacionales sigue siendo un tema de discusión, debate y de trágico silencio. Para muchos es tema ya pasado, para otros es vigente, y para tantos más una pesadilla que no acaba. Su mera mención trae a flote sentimientos y resentimientos profundos, y el fantasma de Mexicana sigue volando sobre el espacio aéreo nacional. ¿Cuánto realmente se perdió? Más allá del dinero, por prestigio y patrimonio es algo incalculable.

Regresando al momento actual, este fantasma realiza su aparición espectral ante el escenario que vemos de Interjet. Indiscutiblemente, las condiciones, circunstancias y contextos son totalmente distintos, particulares y difícilmente comparables. Sin embargo, los “indicios” que vemos hasta el momento en torno a esta aerolínea invocan a Mexicana y toda la secuela de eventos que rodean ese ignominioso caso. Es por ello que ahora, más que tener certidumbre o conciencia situacional bien fundamentada, Interjet trae esa vieja herida a relucir, amenazando se convierta en un “Mexicana Parte 2”.

Muchos analistas y especialistas consideran que va en esa dirección, y apuntan a ciertas pistas que sugieren que se esta repitiendo la historia. Sea éste, por consecuencia, un momento para llamar a la calma, a la ecuanimidad y a la debida contextualización. Cierto: muchas cosas del caso de Interjet evocan a Mexicana de Aviación y su trágico desenlace. Pero también es cierto los momentos, las condiciones y los contextos son distintos. El mercado nacional e internacional es diferente, y el momento histórico que vivimos también lo es.

Hace casi tres meses en este mismo espacio, el suscribiente hacía una reflexión en torno a los efectos del COVID-19 en la aviación, y cómo afectaría al mercado nacional e internacional, así como a sus actores. Evocando aquella colaboración, sugiero la hipótesis de que lo que estamos viendo con Interjet responde a la lógica de un mercado aeronáutico nacional que esta contra las cuerdas, que debe ser regulado por sí mismo, y que debe ser contextualizado por la difícil situación que cruza. El gobierno federal mexicano no apoyó al sector aeronáutico nacional, pero si siguió cobrando impuestos, cuotas y servicios. No hubo tregua, y estas son las consecuencias.

Sin duda no queremos ver a Interjet como un “Mexicana de Aviación Parte 2”, y seguimos insistiendo en que se responda debidamente a los trabajadores de la otrora aerolínea nacional. Debemos hacer todo lo posible por que la historia no se repita, eso es incuestionable. Pero también es importante contextualizar el momento presente, y reconocer que el entorno y el mercado es otro. No queremos repetir lesiones del ayer, pero tampoco debemos invocar las cicatrices que dejaron. Veamos esas historias para no repetirlas, pero seamos conscientes que el entorno presente es mucho más complejo. Atendamos, entonces, nuevos problemas con nuevas aproximaciones.

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