Una vez más, al inquilino de palacio se le ocurre otra idea para forzar, ahora, a las compañías aéreas de carga a utilizar el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), retirarlas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), ya la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) ha fijado su postura, y ha hecho saber que no existen las instalaciones ni la logística necesarias, ni suficientes, para poder almacenar o preservar los artículos perecederos y de valor sin que exista el riesgo de que se echen a perder o que, inclusive, la delincuencia pueda actuar en consecuencia.
Y es que, a las empresas aéreas de carga, les han dado un plazo de 90 días cuando, por lo menos, necesitarían 360 días para poder efectuar una migración ordenada y pausada a los aeropuertos circundantes que, paradójicamente, no incluirían propiamente al AIFA, pues la degradación a la categoría 2 no permite vuelos a Estados Unidos, no así a las compañías aéreas de carga de EU, que no tendrían estas restricciones, por lo que les darían todas las ventajas y beneficios operativos, incluido en el AICM.
Esta decisión generaría, a las empresas aéreas de carga nacionales, costos muy elevados, que serían inmediatamente trasladados a los consumidores, que ya de por sí sufren por la elevada inflación en el país.
Sin duda sería un fuerte golpe, porque se generarían demoras a las industrias que requieren de los insumos que incluyen artículos como: piezas automotrices o de otra índole, herramientas y diferentes artículos necesarios para mantener su producción ininterrumpida. En pocas palabras, se ve venir un desastre de proporciones bíblicas, al no existir ningún orden por la falta de instalaciones adecuadas como recintos fiscales, almacenes, logística, transporte terrestre, certificación y sobre todo seguridad.
Ya se ha señalado que no se resolvería la saturación en el AICM con estas acciones, pues las operaciones aéreas de carga representan un porcentaje muy bajo en comparación con las de transporte normal y que, además, se efectúan en horario propiamente nocturno, por lo tanto de bajo flujo aéreo.
Esperemos que las autoridades recapaciten y permitan a las empresas continuar como actualmente lo hacen.
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