Todos somos testigos de las maravillas que están ocurriendo en el desarrollo espacial: las constelaciones de satélites para proporcionar comunicaciones de banda ancha a todo el planeta. Las sondas en la Luna y Marte, los telescopios espaciales como el Hubble y el James Webb, la Estación Espacial Internacional y, ahora, la posibilidad de que se establezcan seres humanos en la Luna en esta década, son solo algunos ejemplos del progreso de la tecnología espacial. Todos sabemos, también, que la tecnología espacial tiene el potencial de cerrar la brecha entre ricos y pobres, ya que se puede utilizar para proporcionar soluciones a problemas sociales como la pobreza, el hambre y la educación. Sin embargo, si no somos cautelosos, la tecnología espacial también podría ampliar esta brecha.
La tecnología espacial requiere mucho dinero, lo que significa que solo aquellos países que tienen recursos pueden permitirse desarrollarla. Los países ricos son los que tienen los medios y la gente para investigar y desarrollar tecnologías espaciales, mientras que los países en desarrollo no cuentan con los mismos recursos y, por lo tanto, no pueden competir en el mismo nivel. Esto significa que los países ricos se están beneficiando cada vez más de las tecnologías espaciales, mientras que los países pobres se quedan cada vez más atrás.
Esta situación no es buena para nadie, ya que a largo plazo creará más polarización entre los países ricos y los países en desarrollo, lo que podría desencadenar una inestabilidad a nivel global. Ante esto, la pregunta que surge es ¿qué podríamos hacer para evitar que esto suceda? Una respuesta es que los países en desarrollo deben hacer el esfuerzo por crear su propia tecnología espacial y no quedarse rezagados. Para hacerlo, aquí presentamos algunas ideas:
La primera y más importante es facilitar el acceso a la educación y la formación en tecnología espacial a todos los grupos sociales. Una forma es ofrecer becas o ayuda financiera para aquellos que quieran estudiar tecnología espacial. Otra forma es ofrecer clases o talleres gratuitos sobre tecnología espacial, así como generar contenidos educativos en internet y difundirlos ampliamente. Finalmente, se pueden dar incentivos a las empresas emergentes de tecnología espacial para que ofrezcan pasantías o aprendizajes que puedan proporcionar experiencia práctica en el campo. Estos son solo algunos ejemplos de un abanico de muchas posibilidades.
Otra medida es alentar la inversión del sector privado en tecnología espacial. Este sector siempre ha sido un actor clave en la tecnología espacial, y hay varias formas de fomentar la inversión. Una manera es proporcionar incentivos, tales como exenciones fiscales u otros incentivos financieros a las empresas espaciales. Otra forma es crear un entorno regulatorio propicio para la inversión del sector privado, por ejemplo, a través de agilizar el proceso de obtención de licencias. Por último, es importante crear un mercado para la tecnología espacial, a través de generar demanda de nuevos productos y servicios.
Finalmente, es esencial apoyar la investigación y el desarrollo de tecnología espacial destinada a resolver problemas que afectan a los pobres. Esto se puede lograr a través de proporcionar fondos a organizaciones que están investigando y desarrollando soluciones de tecnología espacial a problemas que afectan a los pobres, como la falta de acceso a comunicaciones de banda ancha. También se pueden fomentar las asociaciones público-privadas, así como crear políticas gubernamentales que apoyen la investigación y el desarrollo de soluciones de tecnología espacial para el beneficio de toda la población.
Si queremos evitar que la tecnología espacial amplíe la brecha entre los países ricos y los países en desarrollo, es necesario que estos últimos hagan el esfuerzo por crear su propia tecnología. No hay recetas mágicas. El camino es arduo, pero debe realizarse.
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