Todos sabemos que las actividades espaciales son esenciales para el funcionamiento de los gobiernos, la industria, los negocios y casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Su importancia aumenta todos los días, por lo que mucha gente cree que para preservar los recursos espaciales y garantizar el acceso al espacio, se necesitarán armas espaciales. En contraposición, hay otra línea de pensamiento que proclama que el espacio debe considerarse como un santuario y solo debe usarse para actividades pacíficas. La pregunta es, entonces, ¿dadas estas dos alternativas, cuál es la más probable que prevalezca? Mi opinión es que, todo parece indicar, que seremos testigos de una mayor militarización del espacio en los próximos años.
Y es que, aunque existen las buenas intenciones de preservar al espacio como un santuario libre de armas de destrucción masiva, como lo consigna el Tratado de 1967 sobre el espacio ultraterrestre, este documento no es vinculante, ni cuenta con los medios para obligar a los firmantes a cumplir con sus compromisos. De hecho, hasta ahora, no existe un sistema efectivo que evite que un país use armas en el espacio o aproveche los recursos espaciales para su propio beneficio.
Prueba de lo anterior es que, muchos países, tanto signatarios como no signatarios del Tratado, han emprendido el despliegue de sistemas espaciales con intenciones militares sin que haya consecuencias. Los satélites de espionaje y vigilancia existen casi desde el comienzo de la era espacial actual. La Iniciativa de Defensa Estratégica, a veces conocida como Star Wars, fue iniciada en la década de 1980 por el presidente Ronald Reagan. Más recientemente, Donald Trump estableció la Fuerza Espacial de los Estados Unidos como una quinta rama de las fuerzas armadas, con la intención de transitar del uso de recursos espaciales para apoyar operaciones de combate en la superficie de la Tierra al uso de recursos espaciales para realizar operaciones de combate en el espacio, desde el espacio y a través del espacio. Además, los dos adversarios más poderosos de los Estados Unidos: China y Rusia, están retando el liderazgo de este país en una nueva carrera espacial que tiene como objetivo disminuir el dominio que perciben de Estados Unidos en el sector espacial. China está desarrollando su propia estación espacial y Rusia ha declarado que abandona la Estación Espacial Internacional. Además, cada uno de estos países también tiene ambiciones para establecer bases en la Luna y colonizar otros cuerpos del sistema solar, principalmente Marte.
Es por esto que es casi imposible que el espacio permanezca libre de armas. Todo parece indicar que el instinto guerrero de los humanos será más fuerte que su aspiración a la cooperación y hermandad. A pesar de las leyes y acuerdos internacionales, que abogan por el desarrollo pacífico del espacio al servicio de la ciencia y la humanidad, lo más probable es que el espacio se convierta en el próximo frente en un conflicto mundial. La tentación de dominar el espacio prevalecerá y, con ello, será inevitable la militarización del espacio.
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