En las últimas semanas, el titular de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Jorge Nuño, se ha mostrado muy optimista respecto a que la Categoría 1, que otorga la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA), se anunciará el próximo 15 de junio. Sin afán de ser aguafiestas, porque lo último que necesita este país es que auguremos un mal futuro, suena demasiado bueno para ser verdad en tan poco tiempo. Ojalá que se logre en ese plazo pero, en realidad, si se concreta en un par de meses sería magnífico.
Justo el día de hoy, 2 de junio, será el momento en que los inspectores de la FAA completarán su visita y se llevarán sus anotaciones para establecer si es verdad que la autoridad aeronáutica mexicana ha logrado solventar las 28 observaciones originales y las 39 “no conformidades” posteriores, que la autoridad de los Estados Unidos consideró necesario que se modificaran en las regulaciones y la estructura de la Agencia Federal de Aviación Civil, para poder regresar al país a la normalidad en la que se encuentran la casi totalidad de las naciones cuyas aerolíneas vuelan a los Estados Unidos.
En los últimos días hemos visto una frenética actividad en la redacción de documentos que se publican en el Diario Oficial de la Federación, desde circulares y normativas hasta el reglamento de la Ley de Aviación Civil, tal como hacen los alumnos de prepa cuando tienen que entregar trabajos finales y están terminando los últimos detalles a las 12 de la noche del día anterior.
No es malo, pero sin duda que eso muestra que el asunto rebasó en mucho las competencias que el sector tenía habilitadas, tal como sucedió con Medicina de Aviación, donde el número de citas que podían agendarse para hacer los exámenes médicos no llega a cubrir ni la mitad de las solicitudes. El riesgo es alto, pero sin duda el esfuerzo valdrá la pena.
Por el momento es importante no ser ni tan optimistas ni pesimistas, porque también hay que ser realistas y entender que una sanción como ésta tiene muchos componentes no necesariamente técnicos, aunque si lo técnico está al cien por ciento solventado, las excusas se pierden solas. El asunto es que el proceso, en sí, lleva más tiempo que una rápida recalificación, al menos es lo usual, excepto que haya un pre-acuerdo con los auditores.
Por lo pronto, esperemos que las pesquisas que hizo el equipo de la FAA en las oficinas de gobierno y en las instalaciones de aerolíneas a las que acudieron hayan salido satisfactorias, lo cual nos acercaría a la ansiada recategorización.
Mientras tanto, sigue en vilo la venta de los activos -entre ellos la marca-, de Mexicana de Aviación, debido a que los jubilados de la empresa, que obtuvieron laudo a su favor por 400 millones de pesos, se niegan a compartir estos recursos con el resto de los trabajadores. Se entienden sus razones, pero éste es el momento de la solidaridad y de que el espíritu generoso prevalezca. Ojalá.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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