Uno de los costos que más gravitan en los precios de los boletos de avión, son las tarifas de uso de aeropuertos, que en México conocemos como TUA y que los pasajeros pagan a las aerolíneas, las cuales a su vez las repercuten a los concesionarios de los aeropuertos (públicos o privados) o en cierto modo a los gobiernos, es un cobro específico por el uso de las instalaciones de las terminales aéreas y cuyo fin es invertir en mantener y mejorar la infraestructura aeroportuaria.
Este cargo lo establecen los gobiernos de cada país y genera mucha presión para los operadores, sobre todo en tiempos de crisis, como ha sido durante la pandemia, debido a que, por regla de mercado, si la demanda baja, las tarifas suben. Por esta razón, los aeropuertos perdieron por lo menos 65,500 millones de dólares tan solo en 2020, y aún siguen enfrentando aumentos en costos, mientras que sus ingresos siguen siendo menores que en la época prepandemia.
Y es que, después de registrar 10 años de reducciones de tarifas hasta el 2019, los incrementos de hoy en día suponen una enorme presión sobre un sistema aeroportuario que invierte mil millones de dólares al año en términos de infraestructura.
Los gobiernos definen el incremento de las tasas aeroportuarias analizando sus costos de mano de obra, insumos, recursos tecnológicos, etc. La mayor parte del cargo va al gobierno, sin embargo, para un aeropuerto a veces el costo que tienen que pagar a los proveedores de rampa, los que despachan las maletas y demás, puede resultar más alto que la tarifa recaudada. Es decir, hay un desbalance entre lo que cobra e invierte y lo que el aeropuerto debe distribuir.
En TUA’s los aeropuertos recaudaron 98 mil millones de dólares el año pasado (el resto de sus ingresos vienen de actividades comerciales que no son por cargos a las aerolíneas) y la industria en su totalidad pagó 80 mil millones de dólares en impuestos, pero si se eliminaran todas las tasas aeroportuarias sólo habría una reducción de 5% en el costo del ticket, claramente muy poco.
Luis Felipe de Oliveira, presidente del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI por sus siglas en inglés) durante su participación durante la 78 Asamblea General de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) celebrada en Doha, Qatar, pidió una colaboración entre aerolíneas y aeropuertos, una especie de “business friendly” que divida el riesgo: cuando estén en las buenas que todos ganen y cuando estén en las malas que todos pierdan.
El directivo dijo que el 80% de los 2 mil aeropuertos del mundo -que representan 96% del tráfico aéreo- incentivaron a las aerolíneas con reducciones de costos. Es evidente que ni un aeropuerto, ni una aerolínea, ni un restaurante funciona si no hay pasajeros, y eso lo tiene muy claro la industria, porque los ingresos realmente vienen de ahí y hay que cuidarlos.
Pero ambos deben entender las necesidades recíprocas, porque las aerolíneas miran el corto plazo y los aeropuertos el largo, pero ambos se necesitan.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
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