Pasar al contenido principal
24/11/2024

El 797 y por ende la división de aviones comerciales de Boeing están en serio peligro

Juan A. José / Miércoles, 11 Septiembre 2024 - 01:00

Una nota publicada en este mismo medio el pasado 4 de septiembre cuyo encabezado lee: “No podrá Boeing desarrollar un nuevo avión a corto plazo por falta de fondos: Wells Fargo”:  llamó profundamente mi atención. Lejos parecen los tiempos en esa década de los sesenta del Siglo XX en los que bastaron apenas casi cuatro años para que el pedido inicial por el Boeing 747, en abril de 1966, por parte de Pan Am se transformase en un primer vuelo con pasajeros en enero de 1970, luego de que Bill Allen y Juan Trippe arriesgasen sus respectivas compañías en un avión tan extraordinario como bien sabido es el famoso, enorme y exitoso “Jumbo Jet”.

¿Qué pasaría si lo que dice Wells Fargo es cierto y el fabricante norteamericano carece de los recursos financieros para desarrollar, no solamente en opinión de este analista el indispensable y demorado modelo 797, seguramente a base de materiales compuestos y tecnología “a la 787” con el que cerraría la era del 737, antes de que Airbus ofrezca un eventual reemplazo a su familia A320 “a la A350” en su gama de aeronaves comerciales, sino también otros modelos de diferente capacidad?

¡Sencillo!

Más pronto de lo que uno piensa nos habremos de olvidar de la histórica y para los aeronáuticos de corazón apasionante batalla por el mercado del aerotransporte civil comercial de pasajeros y carga entre Airbus y Boeing, teniendo que acostumbrarnos a ver al icónico fabricante norteamericano básicamente como un proveedor en los sectores de la defensa y el espacio, no necesariamente produciendo aeronaves sino diversos equipos que poco o nada tienen que ver con ellas, colocando al conglomerado europeo por varios años en una atractiva pero no muy sana posición de monopolio hasta que las construcciones aeronáuticas chinas maduren al grado de finalmente ser verdaderamente competitivas globalmente.

¿Y Embraer?

Si bien me encantaría ser a este orgullo de la aeronáutica latinoamericana convertirse en un sólido número dos en la fabricación de las aeronaves que transporten a los pasajeros y carga del mundo, lo cierto es que no estoy tan seguro que ello vaya a ser posible, insisto, ante aquello que sin duda está por venir desde China.

Al final de cuentas Boeing es un negocio y como tal, tiene todo el derecho de disfrutar de sus triunfos, pero también de asumir las consecuencias, por más fuertes que sean de sus desaciertos o de la coyuntura en la que se maneja. Boeing no es ni será la primera ni la última gran corporación global que deba reinventarse o hasta desaparecer. De hecho, los aeronáuticos nos hemos tenido que acostumbrar a ver dolorosos procesos relacionados con entrañables empresas que jamás imaginamos veríamos ver caer, caso de McDonnell Douglas, Pan Am y de nuestra Mexicana de Aviación. En fin…

Dicen que un pesimista es un optimista con experiencia, aun así, quiero pensar que Boeing es tan importante no solamente para la economía y la defensa norteamericanas, sino también para su aerotransporte comercial que los genios de las finanzas con sede en Nueva York y los poderosos políticos de Washington encontrarán juntos la manera de mantener al fabricante en la contienda contra Airbus, China o lo que sea, algo que siento es lo mejor que le puede suceder al mercado.

Esperemos tener esta vez la razón.

 

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no reflejar  el  criterio  de  A21”

Facebook comments