Lo comenté a mediados del año 2019 en una columna publicada en los espacios editoriales de T21: “facilitar el acceso de los pasajeros y mejorar la rentabilidad de las operaciones de las aerolíneas en ese destino, son los retos a los que se enfrenta la actual administración federal para reactivar, como debería, el flujo de usuarios en el Aeropuerto Internacional “Licenciado Adolfo López Mateos” de Toluca, Estado de México, una pieza clave para atender la demanda de aerotransporte del Valle de México” y hay que agregar: la de la que de capital del estado más poblado del país.
Aceptando como válido lo anterior me sigue pareciendo un grave error por parte de quienes en el sexenio peñista planearon el trazado del Tren Interurbano México-Toluca, por cierto aparentemente con fecha de inicio de operaciones en todo su recorrido estimada para el mes de agosto próximo, incluyendo su vital conexión directa con el Metro de la Ciudad de México, el no haber considerado una parada física en el aeropuerto de la capital mexiquense, algo que sin duda contribuiría a facilitar el acceso de la vital demanda proveniente principalmente del centro, sur y poniente del Valle de México a dicha infraestructura.
En visita reciente a dicho aeropuerto, este analista pudo constatar que si bien sus autoridades están planeando establecer un enlace de autocar entre la estación Tecnológico/Aeropuerto hasta la terminal aérea, lo cierto es que aun no hay nada definido en este sentido, toda vez que todo parece indicar la tendencia en las acciones del gobierno federal van más bien hacia apoyar al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, es decir, al mentado AIFA, que al de Toluca para el que la autoridad aeronáutica nacional no está autorizando nuevos vuelos, ni de hecho apoyándolo, contribuyendo con ello a que en sus instalación resulte más difícil encontrarse con usuarios que con personal portando una Tarjeta de Identificación Aeroportuaria, que es lo mismo que una persona que realiza una labor autorizada en sus inmuebles, incluyendo a elementos de seguridad provenientes de varias corporaciones privadas, municipales, estatales y militares, en este caso de la Secretaría de Marina, que por cierto al momento de mi visita pude constatar que había instalado un Punto de Inspección a la entrada del aeropuerto, dándole al traste a lo poco que le podría quedar en materia de Facilitación Aeroportuaria a esta infraestructura, empleando como pretexto al incumplimiento de protocolos de seguridad contra actos de interferencia ilícita (AVSEC) por parte de un grupo de operadores de aviación general, ejecutiva y taxi aéreo con el que se registran conflictos al grado que han logrado amparos contra la gestión institucional del aeropuerto.
Lo cierto es que estación del Interurbano o no, autorizaciones de nuevos vuelos o no, y exceso de controles de seguridad más bien con un carácter militar que aeronáutico o no, el “López Mateos”, para variar, no está pasando por sus mejores tiempos, algo que me parece lamentable y que por ende debe remediarse. Y es que, tal y como lo he venido afirmando en diversos medios, habiéndose hecho realidad un nuevo aeropuerto en Santa Lucía que simple y sencillamente no logra quitarle demanda de manera natural a ese cada día más decadente Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la solución es cerrar este último para que el AIFA se haga cargo de ella hasta donde su máxima capacidad de expansión lo permita, dejando el resto a un Toluca, siempre más conveniente de acceder de zonas del Valle de México para las que el “Felipe Ángeles” queda demasiado retirado y por ende resulta poco atractivo.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments