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29/03/2024

INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES, segunda parte

Gonzalo Carrasco / Lunes, 14 Marzo 2022 - 00:00

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte en Estados Unidos, la NTSB, por sus siglas en inglés, tuvo que recorrer un amplio camino, nada fácil de transitar, con miras a lograr la independencia que todo organismo de esta índole debe tener. En primer lugar nació de las necesidades del Departamento de Comercio de aquel país, inició su recorrido desde 1926 con la consigna de realizar investigaciones de accidentes de los medios de transporte: aviación civil, ferrocarril, carreteras, marinas, oleoductos, etcétera. Es más, como encomienda especial, realiza investigación de accidentes de la aviación militar en Estados Unidos, sin olvidar que acuden en apoyo a cualquier país en donde haya habido algún tipo de accidente de transporte. 

Su aportación ha sido de gran ayuda y ha coadyuvado con muchos países para establecer las causas probables, causas contribuyentes y causas principales, entre otras más. La NTSB tuvo que recorrer un largo camino por diferentes dependencias del gobierno de Estados Unidos, pero al llegar a la Cámara de Diputados de aquel país, pudo lograrse la casi necesaria independencia que es tan forzosamente indispensable obtener para conocer las verdaderas causas de accidentes de los medios de transporte. No fue sino hasta 1975 que se logró la total independencia a través de la Ley de la Junta de Seguridad Independiente, establecida el 1 de abril de aquel año. Ya se ha sugerido en este espacio una ruta de independencia de la investigación de accidentes, como tal, también se ha mencionado el porqué debe ser un organismo fuera de toda duda de subjetividad, o sesgo por conveniencia de algún organismo del gobierno o entidad privada. También se ha dicho que no debe intervenir con la acción jurídica y legal que debe haber en las investigaciones judiciales y el forzoso deslinde de responsabilidades y castigo o exoneración, lo que aplicare.

En nuestro país no tiene por qué ser diferente, por el momento la investigación de accidentes depende de la autoridad de aviación civil, sin que sea manejada de esta manera, como es bien sabido, la autoridad de aviación civil debe ser también investigada, es evidente que el no hacerlo así existe un claro conflicto de intereses. Tampoco debe ser dependiente de la jerarquía de la autoridad aeronáutica civil; el hacerlo así, nos condena a nunca conocer las causas más cercanas a la realidad. No entiendo cómo es que no se hace de manera más transparente y parecida a la práctica que en otros países se sigue. En primer lugar deben tratarse en un organismo de investigación de accidentes profesional cualquier medio de transporte, son cuatro los que tenemos en México, aviación civil, marina, ferroviario y autotransporte. No es posible que cada medio de transporte tenga su propio organismo de investigación, a su modo, el precio a pagar es sumamente elevado, nunca será conocida la verdad, eso es lo que ha sucedido en nuestro país y, por lo tanto, no podremos diseñar métodos para que no vuelva a ocurrir algún accidente.

El organismo que debe conjuntar a todo aquel que lleve a cabo investigación de accidentes, que se haya preparado de manera profesional (no con cursos rápidos e incompletos), y de alguna manera ejerza esta actividad de manera académica o en algún grupo especializado y que esté interesado en el tema, deberá ser el Instituto Mexicano de Transporte (IMT), dependiente de la Secretaría de Infraestrutura, Comunicaciones y Transportes (SICT). Lo ideal sería que se creara una ley parecida a la que hace varias décadas se creó en Estados Unidos, pero creo que el iniciar con el IMT es un buen comienzo para lograr la independencia. Es claro que en los últimos accidentes, que por desgracia han tenido lugar en México, se ve un gran profesionalismo en algunos reportes de investigación; sin embargo, no se advierte una carga adecuada de objetividad, tan necesaria en estas investigaciones. En el ámbito civil es muy conveniente que se empiece a buscar la independencia de la investigación. En México hay gente preparada, pero también deseosa de participar en este proyecto, es el IMT quien puede hacer mucho por la investigación, de aquí se puede detonar un verdadero interés y lograr de manera profesional dedicarse a esto.

Desde esta aportación quiero animar, en primer lugar, al IMT y a los centros educativos, al Colegio de Pilotos, a quienes de manera  independiente atienden el tema, a que se sumen a esta inquietud y podamos, juntos, lograr un gran proyecto en beneficio de nuestra profesión y la industria aérea.

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