Desde los inicios de la aviación en el mundo la necesidad de entrenar o capacitar a los pilotos ha sido indispensable, poco a poco se fueron presentando formas y métodos cada vez más efectivos para lograr un nivel aceptable de desempeño. El contar con pilotos calificados redunda en, cuando menos dos cosas, permite lograr niveles altos o muy altos de desempeño y la otra y, quizá la más importante, alcanzar niveles de seguridad de mayor nivel. Esta última incidiendo de manera directa en la aparición o no de accidentes, considerando que la aviación es una actividad de altísimo riesgo.
Por supuesto que ha sido necesario que los métodos de adiestramiento sean cada vez más completos y sofisticados, que en ellos, se abarquen fallas susceptibles de presentarse en cualquier fase de vuelo. Para ello es necesario que exista una comunicación expedita y eficaz entre los operadores que, a nivel mundial, tengan en su flota aviones similares para enterarse casi de primera mano de algún suceso digno de ser compartido y buscar las correcciones que deban hacerse a técnicas de vuelo, métodos de mantenimiento o lo que aplique. Si tomamos en cuenta que la operación de algún tipo de equipo debe realizarse de manera, cuando menos similar, sino es que igual, en cualquier parte del mundo, debemos reconocer que las fases de los adiestramientos deben ser también similares.
En todas las fases de entrenamiento se utilizan dispositivos de simulación de vuelo, los cuales han evolucionando a pasos agigantados al grado de sustituir el vuelo en circunstancias muy particulares. En mis tiempos de piloto aviador profesional, por allá de finales de los años setenta, los simuladores de vuelo eran tan limitados que a pesar de cumplir con su objetivo de preparar a los pilotos para la fase de vuelo real, su confiabilidad era muy limitada. También se utilizaban otro tipo de simuladores, los llamados en el argot de la aviación, “link”, eran simuladores que preparaban a los pilotos para el vuelo por instrumentos. Estos últimos cumplían sobradamente con los objetivos buscados de familiarización de los pilotos al indispensable mundo del delicado vuelo por instrumentos.
Como se puede apreciar son varios tipos de simulación los que se buscan en la preparación de los pilotos, desde el simulador fijo, que nos permite comprender la importancia de las secuencias de revisión/operación de las aeronaves, hasta la operación de vuelos reales con características meteorológicas especiales, como lluvia, nieve, vientos cortantes y demás. Claro que con la muestra de las performancias y actitudes de las aeronaves que al volarlas en distintas circunstancias lo riesgos pueden crecer desmesuradamente. La aviación en sí constituye un riesgo, mismo que se busca sea controlado de manera correcta y eficaz, es por ello que la presentación de una falla debe ser lo más fidedigna posible.
La simulación de las fallas se ha logrado reproducir casi de manera perfecta, provocando los movimientos de los simuladores casi reales y las necesidades de arriesgar y desgastar los aeroplanos en vuelos simulados en avión lo menos posible han permitido la evolución sorprendente de la reproducción de un vuelo, normal y con fallas, a través de máquinas neumático-eléctricas o solamente eléctricas. Los fabricantes de simuladores son muchos pero son pocos los que han logrado entrar en la categoría de los que creadores de vuelos cuasi-reales a través de un simulador de vuelo.
Las autoridades locales e internacionales han coincidido en optar por nombrar de manera diferenciada a los entrenadores de vuelo y a los simuladores de vuelo, los primeros son del tipo fijo o con movimiento pero muy básico, los segundos son dispositivos que reproducen el vuelo de manera casi perfecta, lo más apegado a un vuelo real. Por supuesto que los costos son muy diferentes, mientras que los entrenadores suelen ser desde uso en una computadora hasta el montaje en un aparato similar a un aeroplano los simuladores suelen costar varios millones de dólares. Es entendible que los primeros se pueden adquirir fácilmente y de manera individual los simuladores requieren de una empresa con presupuestos importantes, dado lo elevado de los costos.
Las autoridades aeronáuticas de casi todos los países con aviaciones serias permiten que los cursos de simulador formal, es decir, donde se tengan horas consideradas como de vuelo real y registrables de esta manera en las bitácoras, sean a través del establecimiento de centros de adiestramiento, verificados por las autoridades aeronáuticas y en el tipo de simulador completo, FFS (full flight simulator). No sería justo que las autoridades aeronáuticas ignoraran las inversiones millonarias que los centros de capacitación y adiestramiento formales aplican en el negocio de la simulación de los vuelos. Quien pretenda abrir un centro de capacitación deberá invertir las cantidades que se requieran para adquirir simuladores FFS y contar con la impartición de cursos con verdaderos profesionales de la aviación.
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