La segunda quincena del mes de marzo del 2020 se dio el “banderazo” oficial de salida a la terrible pandemia por covid-19 que ha azotado y se encuentra en estos momentos atacando a la humanidad entera. Cesaron casi todas las actividades, buscando con esto contener la propagación de la espantosa epidemia que ya diezmaba de manera preocupante a la ciudadanía de todos los países del mundo. Había que tomar decisiones; de acuerdo que se tenía que poner un freno inmediato a la pandemia pero las actividades principales para continuar existiendo y tratar de protegerse eran primordiales, a estas actividades se les dio el calificativo de esenciales. Fueron avanzando las cosas, para mal, se daban muchos contagios y demasiadas muertes, la sana distancia, el aseo de manos y los cubrebocas fueron las tablitas de salvación momentánea.
Como se recuerda hubo actividades que no podían dejar de atenderse, los hospitales, obviamente, todo lo que tiene que ver con su avituallamiento, entre ellos los insumos necesarios para atender a la gente contagiada, el traslado del cuerpo médico de atención a la enfermedad y el equipo propio de los hospitales para el cuidado de los pacientes, como respiradores artificiales y demás. Para lograr lo anterior es necesario que se transporte de algún lugar, luego entonces la aviación tendría que ser considerada como actividad esencial. Producto de lo anterior, todo lo relacionado con esta, como talleres de mantenimiento aéreo, compañías de soporte de vuelos, centros de capacitación y adiestramiento y algunas otras actividades no podían dejar de operar. Aunque había que buscar la manera de evitar, lo más posible, el acercamiento pero sobre todo el contacto entre individuos, por lo que se propuso hacer uso de medios electrónicos.
Se permitió la educación a distancia, la utilización de diversas plataformas electrónicas cuidando en todo momento asegurarse del buen desempeño de los cursos. Donde vino el frentazo fue en actividades donde no había forma de realizar la capacitación a distancia como los simuladores, tanto para pilotos como para sobrecargos, había que permitir acercamientos de personas, el uso del cubrebocas era algo indispensable así como el aseo y sanitización de las manos y también de las cabinas. En los vuelos de las escuelas también había que tener cuidado de permitir el acercamiento pero guardando todas las reglas descritas por los organismos y autoridades sanitarias.
Como también debe recordarse conforme iba avanzando el cambio de color de los semáforos epidemiológicos las reglas se iban adaptando a la nueva normalidad, cuando la tendencia fue marcadamente al color verde se permitió que en las actividades esenciales se hiciera lo mismo pero con las mismas precauciones. En cuanto al reinicio de operaciones aeronáuticas había que hacerlo de manera muy cuidadosa dado que era claro que la aceleración de los contagios se originó vía los medios masivos de transporte como los aviones y los barcos. Pasaron las semanas, los meses y ya no era posible seguir en la inactividad, la situación estaba por desbordarse, el reinicio de operaciones era inminente, urgía permitirlo so pena de encarar una situación económica caótica.
En el reinicio de operaciones aeronáuticas había que tener mucho cuidado, ya que la inactividad de vuelos duró varios meses, los estacionamientos de los aviones se saturaron, la inactividad de los pilotos también duró varios meses y para el reinicio de operaciones debían estar perfectamente, revisados los aeroplanos y capacitadas las tripulaciones. No obstante esto la aviación mundial sufrió algunos accidentes, incluso con fatalidades, por tal motivo los organismos internacionales como OACI, implementaron procedimientos para el reinicio, cabe hacer notar que no lo hicieron de manera altruista, el considerar esto tenía un costo, nada despreciable, por cierto. A estas alturas del partido qué importaba gastar un poco más, las pérdidas ya se acumulaban de manera escandalosa, o arrancabas o firmabas tu sentencia de desaparición.
Los aeropuertos también la sufrieron y sus finanzas se vieron terriblemente mermadas por la situación derivada de la pandemia, de igual forma que los operadores aéreos las barreras para evitar acercamientos peligrosos se multiplicaron, pero con tal de iniciar operaciones nuevamente valía la pena cualquier sacrificio. Aunque no todos los países toman las medidas de igual manera la preocupación por nuevamente acelerar los contagios está latente y se sigue trabajando en la concientización de la gente, se hará todo con tal de no detener al cien por ciento las actividades aéreas. Hay costumbres que deben realizarse de manera continua, insistir con la gente del estricto seguimiento de las acciones que nos permitan seguir evitando acercamientos exagerados que puedan significar un peligro potencial y forzar el detenimiento de las operaciones.
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