Las sorpresas en nuestra industria aérea no paran de sucederse una tras otra y día tras día.
Hace unos días nos enteramos, a través de los hackers de Guacamaya, de que el gobierno de la 4T, a través del Ejército Mexicano, estaría planeando la formación de una línea aérea comercial, administrada y dirigida por las propias Fuerzas Armadas.
Lo anterior fue confirmado por el Presidente en una de sus conferencias mañaneras.
El artículo 29 de la ley de aeropuertos establece la restricción para que el operador de un aeropuerto, como lo es el Ejército Mexicano en el AIFA, pueda tener su propia aerolínea.
Por otro lado, el Capítulo III sobre las concesiones y los permisos de la Ley de Aeropuertos deja claro que “en ningún caso, un grupo de concesionarios o permisionarios del servicio de transporte aéreo, sus controladoras, subsidiarias o filiales, podrán adquirir directa o indirectamente, mediante una o varias operaciones de cualquier naturaleza, simultáneas o sucesivas, el control de una sociedad concesionaria de un aeropuerto”.
El proyecto de la formación de una línea aérea comercial/militar de inicio enfrentaría, además, grandes problemas de logística y, solo para iniciar, habrá que recordar que el proceso de renta de aeronaves pude llevarse un año o más, debido a la cantidad de requerimientos legales y comerciales que imponen las arrendadoras de aeronaves en todo el mundo, incluyendo el hecho de arrendar aeronaves a una entidad militar.
Se deberían cumplir con procesos y requerimientos adicionales y especiales.
Dicen los que saben que, además, se requieren alrededor de mil 800 millones de pesos solo para iniciar operaciones y, en este 2022 y en el año 2023, no se contempla el presupuesto de Hacienda, aprobado para llevar a cabo el inicio del proyecto.
El Presidente ha dicho que los beneficios o ganancias de la aerolínea serán para asegurar pensiones de los integrantes de las Fuerzas Armadas, pero debemos recordar que a los militares, como entidad, no les está permitido hacer negocios lucrativos.
Pero, también cabe la pregunta ¿si la aerolínea no tiene beneficios económicos y reporta pérdidas, quién va a absorber dichas pérdidas?… Ya sabemos.
A alguien ya se le ocurrió hasta el nombre de la aerolínea, y propone el de “Mexicana”, pero hay que señalar que el nombre tiene dueño y, hasta donde sabemos, lo posee por ahora quien encabeza el proceso del concurso mercantil de la extinta real y verdadera Mexicana de Aviación y, en todo caso, los dueños reales de la marca deberían ser los propios empleados de la aerolínea, quebrada hace ya 12 años.
Nos enteramos, en algunos medios, que la empresa aérea Aeromar está siendo considerada para ser la aerolínea comercial/militar de la 4T, pero habría que tomar en cuenta que esta aerolínea se encuentra en graves problemas financieros.
La deuda de Aeromar es de muchos millones de pesos, empieza con un enorme adeudo por concepto de combustible y termina en los sueldos que hoy se deben a todos sus empleados.
Casi todos los empleados de Aeromar son sindicalizados y, trabajando para una aerolínea militar, obviamente no podrían serlo, por lo que ellos deberían enfrentar la disyuntiva de abandonar sus respectivos sindicatos para seguir siendo parte de la nueva empresa o renunciar a ella.
Se pretende una nueva aerolínea comercial con 10 aviones rentados, en este caso nos podemos preguntar de qué tipo, para cuántos pasajeros, de cuál marca, de qué autonomía, con qué motores y para qué rutas.
Se pretende utilizar el B787 Dreamliner presidencial, que es un avión de largo alcance y que requiere millones de dólares en reconfiguración interior, pintura exterior, más allá de los permisos por parte del arrendador y aseguradoras, entre otros.
Una nueva aerolínea debe enfrentar una enorme inversión en tiempo y dinero en entrenamientos de tripulaciones y personal de tierra entre muchos otros gastos importantes solo para echarla a andar.
Para terminar, ¿seria la AFAC ( Agencia Federal de Aviación CIVIL) la encargada de otorgar permiso y certificación de operaciones y aeronaves a una aerolínea comercial propiedad del ejército Mexicano?
¿Qué tipo de matriculas y permisos de aeronavegación serían asignadas a las diferentes aeronaves comerciales/ militares?
Sería esta nueva aerolínea aceptada y certificada por autoridades internacionales de aviación CIVIL como la OACI o en su caso la FAA?
Por todo lo anterior entre otras consideraciones , es mi opinión muy personal que el proyecto como se empieza a presentar resulta inviable.
Otra cosa podría ser si la nueva aerolínea fuera una empresa 100% CIVIL que pertenezca , sea formada, administrada , gestionada y dependiente del gobierno federal con todo lo que esto implica desde el punto de vista financiero y operativo.
Lo anterior se ve muy difícil si tómanos en cuenta la “pobreza Franciscana” a la que está sujeto el presupuesto federal para llevar a cabo nuevas proyectos además de una enorme competencia interna empezando con las aerolíneas Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobús que cuentan entre las tres con casi 300 aeronaves modernas , de alta tecnología, con gran experiencia operativa y una red de rutas ya probadas y de alta ocupación.
Jugar a los “avioncitos” o involucrase en el negocio de la aviación comercial sin conocerlo a fondo ha costado muchas aerolíneas y muchos empleos en Mexico a lo largo de nuestra historia y los ejemplos de esos fracasados están a la vista.
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