Como casi todo lo que sucede en nuestro atribulado México, el tema del aeropuerto de Santa Lucía se ha convertido en un asunto 99% político teniendo, entre otros, a nuestras Fuerzas Armadas justo en medio de la polémica pública.
Por un lado se encuentran las opiniones de los expertos en temas aeronáuticos que tienen los datos duros, reales y que son datos técnicos comprobables y basados en experiencias vividas en todas partes del mundo, en la construcción de aeropuertos, administración del espacio aéreo y eficiencia con seguridad operativa entre otros.
No deberíamos tener duda, la mejor opción en base a los estudios profesionales de expertos mexicanos e instituciones internacionales durante muchos años era el malogrado aeropuerto de Texcoco; cuya construcción quedó cancelada a un altísimo costo en millones de dólares cuando el progreso en su construcción ya había alcanzado el 30% y, por otra parte, la base aérea más importante del país debió seguir siendo eso, una base estratégica de nuestra Fuerza Aérea Mexicana.
Un político nunca va a comprender todos los complicados recovecos técnicos que envuelven la construcción y operación segura de un aeropuerto y no porque no puedan hacerlo sino porque no quieren, no les interesa más que cuidar intereses que solo ellos conocen y que los técnicos no comprendemos, parece trabalenguas, pero así estamos.
A horas de atestiguar lo que seguramente será una pomposa inauguración al más puro estilo Hollywood del aeropuerto Felipe Ángeles faltan todavía muchas cosas por hacer, existe mucha confusión en variados aspectos y dudas que empiezan en las vías de acceso terrestre al aeropuerto y sus instalaciones y que se extienden hasta los 20,000 pies de altura sobre las pistas.
Para muchos resulta clara la “manita de puerco” gubernamental a las aerolíneas que ya se han comprometido a operar en Santa Lucía desde el 21 de marzo, estando conscientes de que el aeropuerto solo ha sido certificado por decreto mexicano y no sabemos de ninguna certificación o al menos de una aprobación internacional.
Habrá que esperar a ver que solución encuentran los administradores de las aerolíneas comprometidas en la operación en el Felipe Ángeles para todos los complicados procesos logísticos en su movimiento de equipo, insumos y trabajadores, costos y desde luego sus planes comerciales que puedan garantizar la viabilidad financiera de dicha operación.
Por otra parte, hemos podido notar un incremento inusitado de demoras y cancelaciones desde y hacia el aeropuerto Benito Juárez curiosamente a partir de que este fue oficialmente declarado en su nivel máximo de saturación lo que nos hace pensar que de alguna manera el caos podría estar siendo provocado, gracias SENEAM, para justificar cancelación de slots y de ahí la “necesidad” de que las operaciones emigren al Felipe Ángeles.
¿Y por qué digo “gracias SENEAM”?
Porque me consta que son, o al menos eran, muy buenos y fueron siempre comparables con los mejores controladores del mundo; pero quizá hoy mal dirigidos, sobre trabajados, mal entrenados y presionados están cooperando consciente o inconscientemente al caos al que me refiero.
En todo caso y dadas las circunstancias hubiera sido mucho más práctico en todos sentidos, incluyendo el financiero, la construcción de una nueva terminal número 3 y la remodelación completa de las terminales 1 y 2 del aeropuerto Benito Juárez lo cual se ha hecho en aeropuertos de ciudades importantes alrededor del mundo.
Por lo anterior, no podemos dejar de hablar de la remodelación del aeropuerto de Tocumen en Panamá, en donde se ha llevado a cabo un impresionante proyecto y grandes cambios, no solo de las instalaciones aeroportuarias, sino de su espacio aéreo y se ha convertido en el “Hub de las Américas” que ha venido a ocupar el lugar que hubiera tenido México con la operación del aeropuerto de Texcoco dada su situación estratégica, comercial, logística, financiera y marítima cercana de alcance mundial.
El 21 de marzo no habrá ciclistas en el Felipe Ángeles habrá, eso si, mucho ruido pero no de aviones precisamente, sino ruido mediático que es lo que ha habido desde el año 2018 en nuestro país.
En los meses por venir y en tiempos de tormentas eléctricas propias del Valle de México y sus alrededores comparables con las más peligrosas del planeta, en tiempos de congestionamiento de tráfico aéreo y operaciones simultáneas en dos aeropuertos, en tiempos de salidas y llegadas de aviones civiles y militares lidiando con orografía complicada, como es el caso que estaremos empezando a vivir, pronto veremos si la construcción y operación del aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucia fue la mejor solución o el mayor error de los últimos tiempos.
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