“La planeación estratégica es inútil a menos que haya primero una visión estratégica” - Alan Lakein
El presidente Andrés Manuel López Obrador continuará con su Sistema Metropolitano de Aeropuertos, excluyendo de manera incomprensible la terminal de Texcoco, la cual está a medio construir. Ya tiene todo listo para iniciar los trabajos en la Base Militar de Santa Lucía, cuyo “plan” ha sido criticado por técnicos y expertos nacionales e internacionales.
Además, el actual gobierno se empeña en parchar el Benito Juárez, un aeropuerto que ya no aguanta más arreglos porque, aun cuando se construyan 100 salas y plataformas, el reducido espacio aéreo de la Ciudad de México es el que ya no permite más operaciones aéreas sin poner en riesgo la seguridad (actualmente llegamos a alcanzar hasta 80 operaciones por hora). Simplemente, los aviones ya no caben en nuestro cielo.
Este nuevo programa también incluye al aeropuerto de Toluca, el cual, por infinidad de razones técnicas, es inviable para operar con frecuencias fijas, como ya se intentó en el pasado. Y, además, ahora se habla de la posibilidad de construir un aeropuerto en Tizayuca. En total: el gobierno nos deja con muchas más preguntas sin respuestas claras ni estudios que avalen sus planes.
Aeroméxico fue claro al afirmar que nuestra aerolínea bandera no operará en más de un aeropuerto para servir a la Ciudad de México, y esto es lo lógico, si tomamos en cuenta la estructura operacional y su diversa flota de 130 aeronaves, entre otras razones.
También hay que recordar que la línea aérea comandada por Andrés Conesa tiene como accionista principal al gigante mundial, Delta Air Lines, que seguramente está dando toda su influencia internacional a Aeroméxico en este tema tan delicado, no sólo para la aerolínea, sino para México, por sus implicaciones económicas y sociales.
Sin embargo, otras aerolíneas comerciales de México han comentado que sí están dispuestas a operar desde dos o más aeropuertos. Desconocemos si las distintas oficinas administrativas ya cuentan con información completa y si habrán hecho sus cálculos de cuánto se elevarán los costos con la implementación de una logística como ésta.
Hay un sinnúmero de problemas que presentará el nuevo Sistema Metropolitano, como el movimiento de aeronaves, abastecimiento de combustible, acuerdos de las aerolíneas con los fabricantes para atender las diferentes condiciones de elevación sobre el nivel del mar y hasta la posible restricción de carga y pasajeros ante los variantes Pesos Máximos de Despegue en ciudades con diferentes temperaturas y condiciones meteorológicas.
Otro problema enorme será la coordinación y movimiento de tripulaciones, especialmente para las aerolíneas de bajo costo que tienen operaciones domésticas e internacionales en las que utilizan a las mismas tripulaciones, las cuales deberán de cambiar no sólo de avión sino de aeropuerto. Esto puede aumentar las condiciones de fatiga debido a las largas jornadas.
El personal en tierra -especialmente el de mantenimiento-, los pasajeros y el transporte de refacciones se convertirán en una verdadera pesadilla debido al viacrucis vivirán al intentar moverse entre aeropuertos.
Podríamos seguir hablando de los muchos problemas que se presentarán con el nuevo Sistema, pero a modo de resumen, podemos decir que todas las aerolíneas tendrán que multiplicar su personal, lo que incrementará los costos y se reflejará, finalmente, en un alza de las tarifas aéreas para los pasajeros.
También existe la amenaza de que las aerolíneas de bajo costo mexicanas abandonen este modelo, porque difícilmente podrán enfrentar los gastos sin elevar sus tarifas que ofrecen actualmente, además de que verían reducida su demanda de pasajeros, quienes seguramente buscarían opciones más amigables para viajar.
Por ahora, seguimos en la incertidumbre ante la existencia de un plan maestro aeroportuario y de administración del espacio aéreo. Si éste existe, el gobierno no lo ha hecho público y las aerolíneas nacionales no han dado su visto bueno. Por su parte, las líneas internacionales ya han señalado que no están de acuerdo en operar en un aeropuerto como el propuesto en Santa Lucía, porque no cumple con requisitos de planeación establecidos por la OACI y sería el único aeropuerto civil del mundo administrado por militares.
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