"El periodismo es un servicio público donde debe primar la verdad y no los intereses de los políticos, de los empresarios, de los banqueros, de los sindicatos o del que paga". Julia Navarro.
No soy quien para defender a Aeroméxico de los ataques que ya son conocidos –y esperados de vez en cuando–, aunque la conozco muy bien porque tuve el privilegio de trabajar para la empresa por casi 40 años. Y puedo decir que, por haber volado 5 años más como expatriado en aerolíneas del otro lado del mundo, conozco bastante sobre la calidad operativa y servicio de muchas aerolíneas internacionales. Estoy seguro que el Dr. Conesa y su equipo tendrán mejores argumentos para defender a la empresa, si es que le interesa hablar del tema.
Pero, después de leer un par de veces la columna escrita por el señor Ernesto Villanueva en la revista Proceso –publicada el pasado 11 de marzo de este año–, que de manera por demás amarillista, alarmante y, hay que decir, irresponsable, tituló "Aeroméxico, la peor aerolínea del mundo", me sigo convenciendo de la ignorancia que existe sobre los temas Aéreos, y de la crisis por la que atraviesan nuestros medios escritos de comunicación, que cada día pierden más credibilidad.
El Sr. Villanueva inicia su artículo refiriéndose a Aeroméxico como la principal aerolínea del país y, después de eso, nos dice que ha sido colocada en el lugar cien de cien por la calificadora mundial Skytrax World Airline Awards, omitiendo decir también que en el mundo operan aproximadamente cinco mil aerolíneas que tienen un código ICAO lo cual, en todo caso, deja a Aeroméxico en un muy respetable lugar, a pesar de la alarma que causa a algunos el lugar cien y con cuatro mil novecientas aerolíneas de menor calidad detrás de ella.
No hay duda de que a Aeroméxico le falta mucho todavía para estar entre las primeras empresas aéreas del mundo, pero tampoco hay que olvidar que es la línea bandera de nuestro país y que, a pesar de las desventajas de las que habla Villanueva en Proceso, hoy por hoy es la mejor opción que tienen miles de pasajeros nacionales y extranjeros que abordan sus aviones cada día y que llegan a su destino de manera segura.
Aeroméxico es para los mexicanos lo que British Airways es para los ingleses; lo que Qantas es para Australia; lo que KLM es para Holanda; lo que American es para los estadounidenses; lo que Aeroflot es para los rusos; lo que JAL es para los japoneses; lo que Emirates es para los árabes, etcétera.
Aeroméxico es la cara de México y la representación de nuestro país en el mundo. Es verdad que debe mejorar en algunos niveles como el servicio a bordo y puntualidad, pero estos temas son comunes, aún en las aerolíneas más reconocidas y de más alto nivel porque la industria aérea –como ninguna otra– cambia y se mueve de manera increíble día con día, imponiendo retos y creando obstáculos de todo tipo en cada una de las miles de operaciones al día.
Hay que decir que el servicio y la eficiencia operativa de nuestra aerolínea bandera también son reconocidos por otras organizaciones de Estados Unidos, Europa y Asia y, si bien no se encuentran entre los primeros lugares, también es justo aceptar que cumplen con los estándares internacionales más exigentes porque, de lo contrario, no tendría permiso de operación prácticamente mundial. Así de fácil.
La empresa inició operaciones en 1934, hace más de ochenta años bajo sus diferentes logos, y hoy opera una importante red de rutas nacionales e internacionales dentro de México, Centro y Sudamérica, Estados Unidos, Europa y Asia, volando con los equipos de vuelo más modernos del mundo, como el Boeing 787 Dreamliner, o el reciente B737 MAX 8, para conformar la flota más sofisticada y joven de nuestro país.
La mayor parte de sus trabajadores en todas las áreas ponen cada día su mayor esfuerzo para seguir manteniendo en alto un nombre y una marca que, a pesar de ataques mediáticos como el de Proceso, o los de la Comisión Federal de Competencia Económica, o de intereses oscuros (y otros no tanto), de actos terroristas, epidemias, variaciones en los precisos del petróleo, cambios de gobierno, crisis económicas... cada año sigue contando con la preferencia y fidelidad de millones de pasajeros, y sigue llevando el nombre de México a muchos de los lugares más importantes del planeta.
Entristece y duele que algunos, aún siendo mexicanos, hagan uso de su pluma pública para hablar mal de una empresa que constantemente está bajo ataques de todo tipo (para qué queremos enemigos afuera si los tenemos en casa), justamente porque ahora es lo que antes no fue, algo por lo que han trabajado sus empresarios y trabajadores: una línea aérea de calidad y una verdadera competencia, no sólo para las aerolíneas nacionales, sino para muchas internacionales.
Como los hay en todas las empresas del mundo, también habrá algunos que no hacen su trabajo como se espera y puedan llegar a causar conflictos. Pero tengo la obligación de levantar la voz en nombre de miles de trabajadores de aire y tierra que hacen un trabajo profesional y responsable, y que llevan la imagen de nuestro país –a través del Caballero Águila– a lugares cada día más lejanos y más importantes, operando en todo tipo de aeropuertos y de condiciones meteorológicas.
Yo le diría al señor Villanueva que no sea "ave de mal agüero" y que no hable de la pérdida de vidas que, desafortunadamente, puede suceder, sea en la aerolínea número uno o en la numero cinco mil. Especialmente, cuando desconoce los procesos de seguridad, entrenamiento y mantenimiento de una empresa como Aeroméxico, y que están a la altura de las más exigentes del mundo.
Además, hay muchos otros temas importantes que afectan la industria aérea de México, y algunos periodistas deberían investigarlos y publicar sobre ellos:
DGAC México y su departamento de licencias, donde un trámite de revalidación a personal técnico puede tomar un par de semanas (un día en EU) o uno de convalidación o recuperación puede tomar hasta un año (dos dias en la India); o Medicina del Transporte, donde un examen psicológico puede durar más de tres horas (treinta minutos en Turquía), y un certificado de aptitud médica tarda ocho días (una hora en Europa), compitiendo en burocracia, obstáculos y tramitología con países de África que, por cierto, tienen varias líneas aéreas entre las 100 mejores, según Skytrax.
Ahí está el reto al Sr. Villanueva.
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