La carrera por las mega constelaciones en la órbita baja terrestre (LEO) se ha convertido en un campo de batalla entre los Estados Unidos y China, con ambos países invirtiendo miles de millones de dólares en el desarrollo y lanzamiento de satélites. Estas constelaciones, que pueden albergar miles de satélites individuales, tienen el potencial de revolucionar una amplia gama de industrias civiles y militares, con aplicaciones que van desde las comunicaciones hasta la vigilancia y la navegación. Las motivaciones son claras, ambas potencias económicas y militares buscan tener acceso al internet global de alta velocidad y bajo costo, especialmente en áreas remotas o subdesarrolladas. Desde la perspectiva geopolítica, las mega constelaciones pueden recolectar grandes cantidades de datos sobre la Tierra, lo que puede ser utilizado para una amplia variedad de propósitos, como el monitoreo del clima, la agricultura y la defensa. En el ámbito de la seguridad espacial la LEO se está volviendo cada vez más importante en el dominio espacial para las actividades militares y de seguridad nacional, y ambos países quieren tener una ventaja estratégica competitiva en este ámbito.
Entre los principales actores en cada país se encuentran las siguientes empresas: En Estados Unidos, SpaceX (Elon Musk), con Starlink es el líder mundial en el desarrollo de mega constelaciones. El último lanzamiento registrado de Starlink 6-60 (28 de mayo de 2024), SpaceX lanzó el lote 169 de 23 satélites, con esta misión se incrementó el número total de satélites lanzados a 6528 unidades, de un objetivo de 42,000. Las empresas estadounidenses OneWeb (618 de la primera fase de un total de 648) y Amazon -Project Kuiper- (tiene previstos 3,236) también están desarrollando sus propias constelaciones.
China también está invirtiendo fuertemente en mega constelaciones, con su proyecto Hongyan, que se espera lance más de 15.000 satélites en los siguientes años. Empresas chinas como Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC), el principal contratista espacial del gobierno chino, su gigante hermano de defensa, Corporación de Industria y Ciencia Aeroespacial de China (CASIC) y Commsat, también están desarrollando sus propias constelaciones.
La empresa china Shanghai Lanjian Hongqing Technology Company (Hongqing Technology), vinculada al fabricante de cohetes comerciales Landspace, presentó una información de publicación anticipada (API) ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), para la constelación Honghu-3 que comprende 10.000 satélites en 160 planos orbitales, el pasado 24 de mayo. Con ello, los estados miembros de la UIT pueden revisar la red o sistema satelital propuesta para evaluar cualquier posible interferencia con sus sistemas satelitales existentes o planeados. Honghu es la tercera mega constelación de más de 10,000 satélites planeada por empresas chinas, le siguen el plan nacional Guowang (poco menos de 13,000 satélites) y la propuesta G60 Starlink (12,000 satélites) respaldada por Shanghai, las cuales han sido aprobadas por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China (NDRC). Se prevé que los primeros lotes de satélites de ambas mega constelaciones se lancen en los próximos meses. La fuente de financiamiento de Hongqing Technology, fundada en 2017, no es clara hasta el momento, considerando que cuenta con una participación del 48% en Landspace, reconocida por desarrollar la tecnología de propulsión Hall.
Este desarrollo, amplía las preocupaciones sobre la aglomeración, las colisiones y los escombros en la órbita baja terrestre. Actualmente, Starlink de SpaceX es la constelación operativa más grande con más de 6,500 satélites operativos en órbita.
Estos avances están vinculados al plan de acción de Shanghai cuyo objetivo es fomentar un ecosistema espacial comercial sólido que incluya una variedad de satélites, vehículos de lanzamiento y aplicaciones e infraestructura relacionadas; parte de la estrategia nacional de China para construir un sistema de Internet satelital líder en el mundo integrando un poder espacial integral. China anunció previamente un plan nacional de una red de información integrada espacio-tierra (SGIIN), que busca crear un sistema integrado que combine comunicaciones, teledetección, navegación, clima y otras capacidades satelitales. El “Plan de acción de Shanghai para promover el desarrollo aeroespacial comercial y crear una zona de la industria de la información espacial (2023-2025)” fue publicado por la Oficina General del Gobierno Popular Municipal de Shanghai el 20 de noviembre de 2023. Esta iniciativa prevé desarrollar capacidad para una producción anual de 50 cohetes comerciales y 600 satélites comerciales para 2025.
Landspace -por su parte- está desarrollando un cohete de 4,5 metros de diámetro reutilizable de acero inoxidable, propulsado por oxígeno líquido y metano -Zhuque-3- capaz de transportar 21.000 kilogramos a la LEO cuando sea necesario. El primer lanzamiento está previsto en 2025, las primeras pruebas de despegue y aterrizaje vertical (VTVL) ya se realizaron exitosamente; los cohetes reutilizables son parte de la estrategia china para llegar a la Luna con vuelos tripulados en 2030. Landspace, al igual que otras empresas chinas de cohetes comerciales, Space Pioneer, Galactic Energy, iSpace y otras, planean lanzar satélites para las mega constelaciones planificadas por China. Actualmente, China está construyendo un puerto espacial comercial cerca de Wenchang para ayudar a complementar el acceso a las plataformas de lanzamiento; lo que permitirá a China aumentar su tasa de lanzamiento necesaria para sus mega constelaciones.
Las consecuencias inmediatas son amplios impactos derivados del incremento en la congestión espacial por la proliferación de satélites en la LEO, que aumenta el riesgo de colisiones y otros problemas de seguridad espacial; la capacidad de las mega constelaciones para recopilar grandes cantidades de datos ha generado preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos, así como la importancia de preservar y proteger los cielos obscuros de la contaminación lumínica, debido a que los satélites brillantes interfieren con las observaciones astronómicas, lo que impacta y genera preocupación entre los astrónomos. Sin duda, estas consecuencias requieren de una efectiva regulación y gobernanza para el sistema económico y la industria espacial global por las implicaciones que pueden tener en la sostenibilidad a largo plazo de la actividad humana en el espacio.
Las industrias emergentes estratégicas -en ambos países- son impulsores potenciales del crecimiento y la innovación de alta tecnología, y se considera que el sector espacial comercial tiene la capacidad de estimular el crecimiento de amplias industrias relacionadas, incluida la ciencia de materiales, las tecnologías informáticas y la inteligencia artificial. Razón por la cual el espacio comercial está marcado en ambos países como una alta prioridad. China buscó aumentar su flexibilidad y variedad de acceso al espacio desde 2014, el gobierno permitió la entrada de capital privado al sector espacial para fomentar el sector espacial comercial, y cumplir con su ambicioso programa espacial lunar. Estados Unidos descentralizó áreas importantes de investigación y desarrollo espacial en la industria, contratistas de defensa y civiles, desde mucho antes.
Es un hecho que esta carrera por las mega constelaciones en la LEO continuará intensificándose en los próximos años, con ambas potencias buscando desarrollar tecnologías más avanzadas, lanzar más satélites para competir y vigilarse, incrementando el riesgo de la militarización y uso no pacífico del espacio. Las mega constelaciones forman parte de una batalla geopolítica más amplia por la influencia y por posicionarse como proveedores de infraestructura satelital y de lanzamiento a nivel global. La LEO no es la única área en la que americanos y chinos se ven compitiendo y tratando de expulsar el uno al otro. Ambas potencias buscan apoderarse de recursos estratégicos, incluidas órbitas, ubicaciones y frecuencias de radio específicas para utilizarlas con fines militares, como la defensa de Ucrania -desde el espacio- contra la invasión de Rusia. Por ello, es urgente desarrollar regulaciones internacionales para garantizar la seguridad espacial, el uso pacífico del espacio, la gestión del tráfico espacial, la mitigación de los desechos espaciales, la sostenibilidad a largo plazo de la actividad humana en el espacio y proteger la privacidad de los datos (ciberseguridad).
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