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05/11/2024

Hacia un sistema global de gestión del tráfico espacial

Fermín Romero / Viernes, 2 Diciembre 2022 - 11:59

Mientras la gran mayoría de los seres humanos del planeta enfrentamos la pos pandemia Covid 19, el cambio climático y el desarrollo sostenible, entre otros desafíos globales: sociales, políticos, económicos, ideológicos y religiosos, políticos y empresarios y entidades globales como el Consejo de Seguridad de la ONU, la OTAN, el G20, la OCDE, el FMI, el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, y grupos privados como Bilderberg y el Club de Roma, trabajan conjuntamente en agendas de intereses políticos y económicos propios, y las decisiones se configuran al más puro estilo de la gobernanza global en un contexto cada vez más complejo y con múltiples aristas.

Entretanto eso sucede aquí en el planeta, ¿qué ocurre en el espacio exterior, más allá de la atmósfera terrestre? La basura espacial es una realidad innegable y una grave amenaza que debería preocupar a todos los habitantes del planeta. Sin embargo, solo es abordada principalmente por la minoría que representa los intereses políticos, militares y económicos de los gobiernos y empresas que los han generado, desde su peculiar enfoque.

La comunidad científica nos ha alertado sobre la cantidad de basura espacial que orbita la Tierra y ha exigido una mayor regulación así como el uso pacífico del espacio. El reto es controlar, reducir y evacuar la basura para evitar el altísimo costo del monitoreo y vigilancia. Las actuales iniciativas existentes de soft law no tienen suficiente fuerza; por ello se requiere urgentemente un instrumento multilateral jurídicamente vinculante, una autoridad global de gestión del tráfico espacial (STM) que regule esta actividad y provea de un sistema global de STM.

Pero, ¿Cómo se han acumulado estos desechos? La respuesta se encuentra en la internacionalización de la geopolítica de las potencias con capacidades espaciales (spacefaring nations) como Estados Unidos, Rusia y China; en el interés de empresas como SpaceX, Blue Origin, Virgin Orbit, Airbus, Boeing, Lockheed Martin, Thales AS, ULA, Northrop Grumman, Rocket Lab y Planet, por mencionar solo algunas; y en los intereses de las potencias espaciales emergentes como India, Francia, los Emiratos Árabes Unidos, Luxemburgo, Australia y Canadá, entre otros.

¿Cómo resolver el problema de los desechos en las órbitas cercanas a la Tierra?

Se han propuesto múltiples y creativas soluciones técnicas para paliar el problema de los desechos espaciales, pero una solución eficaz que evite el agravamiento del problema necesariamente pasa por actualizar el derecho espacial a nivel multilateral, una tarea que se antoja extremadamente compleja en este momento. Además, también es necesario establecer una autoridad global que vigile el cumplimiento transparente de la legislación y regule la evacuación efectiva de los residuos colocados en las regiones de las órbitas terrestres baja/media y órbita ecuatorial geosíncrona. Esta autoridad global debe establecer una regulación estricta y eficaz para los futuros lanzamientos de misiones espaciales, vigilar que los satélites cuenten con capacidades efectivas de maniobra, la asignación de órbitas y el destino final de todos los objetos emplazados en el espacio.

En primer lugar, es necesaria y urgente la negociación de una convención internacional jurídicamente vinculante que establezca la autoridad global requerida para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la actividad humana en el espacio y consecuentemente se preserve la vida en la Tierra tras resolver la amenaza que representa el congestionamiento de las órbitas. Todo ello, respetando las disposiciones de los cinco tratados del espacio y los principios de la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS), las resoluciones de la Asamblea General de la ONU sobre el espacio ultraterrestre, que actualmente conforman el derecho espacial internacional vigente, aunque insuficiente, así como las Directrices para la Reducción de los Desechos Espaciales de la COPUOS, las directrices para la reducción de los desechos espaciales del Comité de Coordinación Inter Agencial sobre Desechos Espaciales  (IADC) y otros documentos y protocolos de apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para los Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UN OOSA) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). En las negociaciones de esta convención internacional también deben considerarse todos los antecedentes existentes: las iniciativas de normas no vinculantes (soft law) reconocidas, las normas STM (nacionales e internacionales), y las mejores prácticas internacionales, las redes de vigilancia y monitoreo del espacio, y la hoja de ruta del Código Internacional de Conducta (ICoC), así como las directrices de sostenibilidad a largo plazo de las actividades espaciales y, las normas, reglas y principios de conductas responsable emanadas de la COPUOS.

Esta nueva convención internacional también debe establecer una organización mundial para la prevención de los riesgos derivados de la actividad humana en el espacio, una autoridad especializada que verifique que los gobiernos y las empresas cumplen plenamente los preceptos actualizados del derecho espacial. Además, esta organización debe reconocer a todos los organismos y redes de monitoreo y vigilancia de la basura espacial, la meteorología espacial y los objetos cercanos a la Tierra (NEO) en el mundo. Una red de entidades mundiales es importante para establecer un Sistema Global de Gestión del Tráfico Espacial que proteja a la humanidad y al planeta mediante una coordinación global, en el que se comparta la información en tiempo real sobre las amenazas provenientes del espacio.

Esta iniciativa (convención internacional-autoridad global-sistema global STM) insta a la voluntad política de todos los Estados responsables y a la plena concientización sobre la grave situación generada por los desechos espaciales y la sostenibilidad a largo plazo de la actividad humana en el espacio exterior (que garantice tanto la seguridad como la prosperidad espacial). También permitirá legislar sobre otras cuestiones de seguridad espacial para la protección de la humanidad y el planeta, incluidos los riesgos potenciales de los objetos cercanos a la Tierra (más de 17.600 asteroides podrían convertirse en amenazas peligrosas para la vida en el planeta), la meteorología espacial, el uso de la energía nuclear en la exploración del espacio profundo, el reingreso a la Tierra de las naves y tripulación que regresan de las misiones al espacio profundo, y otras actividades potenciales, como el turismo y la minería espacial, entre otras actividades comerciales.

Los foros internacionales y la hoja de ruta existen, pero ¿qué gobierno/país o región del mundo asumirá el reto de liderar esto?

 

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