
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) cuestionó duramente al Aeropuerto de Heathrow tras su cierre el pasado 21 de marzo, señalando una grave falta de previsión en la gestión de infraestructura crítica.
La terminal aérea se vio afectada a tal grado de tener que cancelar sus operaciones el pasado viernes por el incendio en una subestación de energía, ubicada a unos kilómetros de la terminal, hizo que esta tuviera un importante corte de luz, lo que obligó a detener sus operaciones durante 15 horas, situación que paralizó 1,300 vuelos y afectó a 300,000 pasajeros, de acuerdo a información de The Independent.
La IATA agradeció la paciencia de los viajeros afectados y reconoció los esfuerzos de las aerolíneas por reubicarlos con la mayor eficiencia posible.
Sin embargo, el directivo también lanzó un fuerte cuestionamiento a la gestión del aeropuerto por su dependencia de una única fuente de energía sin contar con un sistema alternativo.
“Este es otro ejemplo de cómo Heathrow falla tanto a los pasajeros como a las aerolíneas. ¿Cómo puede una infraestructura crítica, de importancia nacional y global, depender totalmente de una sola fuente energética? Si eso es cierto —y todo indica que lo es— estamos frente a una clara falla de planificación”, declaró Willie Walsh, director general de la IATA.
Agregó que este tipo de situaciones no solo afectan la operación aérea, sino que trasladan injustamente los costos de atención a los pasajeros hacia las aerolíneas.
La IATA reiteró su llamado a revisar el modelo actual de asignación de responsabilidades cuando fallan elementos esenciales de la infraestructura aeroportuaria.
“Debemos encontrar una forma más justa de repartir los costos de atención a los pasajeros afectados, en lugar de que las aerolíneas sean las únicas que asuman esos gastos”, añadió Walsh.
Señaló que mientras no se realicen cambios estructurales, los aeropuertos como Heathrow tendrán pocos incentivos reales para invertir en mejoras de resiliencia operativa.
Por su parte, Thomas Woldbye, director ejecutivo de la terminal, explicó que luego de que el incendio dejara fuera de servicio a la subestación y su respaldo, el aeropuerto se quedó con dos puntos de suministro en la red, y si bien estos son capaces de alimentarlo, el proceso para reasignar suministros y reiniciar sistemas en Heathrow necesitó de gran parte del viernes.
Para el sábado el aeropuerto dijo estar completamente operativo y habilitó trabajadores extra para agilizar el paso de 10,000 pasajeros adicionales.
Ed Miliband, secretario de energía, dijo el mismo sábado que ordenó al operador de la red investigar urgentemente la situación y se comprometió a que el gobierno “haga todo lo posible para evitar una repetición de lo sucedido en Heathrow”.
Ese día la policía informó que el incendio no era sospechoso y el Servicio de Bomberos de Londres liderará una investigación sobre lo ocurrido.
El cierre de actividades le costó a British Airways, cuya base de operaciones es Heathrow, la caída de 1.9% en sus acciones. Lufthansa perdió 1.7% y Ryanair 2.3%, de acuerdo a información de Reuters.
La agencia de noticias también publicó que el sector enfrentaría una pérdida de decenas de millones de libras y una pugna por quién debería pagar.
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