Era 1990, el inicio de la década, el presidente Carlos Salinas de Gortari firmaba, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá. Mexicana de Aviación, se preparaba para recibir, en 1991, los primeros Airbus A320, en una etapa de modernización de la aerolínea.
Un año antes, el 12 de mayo, se había iniciado la ruta diaria a Nueva York, operada, con el majestuoso DC-10-15. Ya habían pasado dos años, desde mi ingreso a Mexicana de Aviación y una mañana como cualquier otro día en mi "rol de vuelo", estaba a punto de abordar uno de esos DC-10, para volar a la llamada "Gran Manzana". De pronto, por el pasillo telescópico que unía al edificio terminal con el avión, se dejó ver la imagen de los tres pilotos, acompañados por un cuarto hombre vestido con un impecable traje.
Amable, de cara recia, mediana estatura, pelo cano y bigote muy tupido. Todos, los miembros de la tripulación, parecían tenerle un gran respeto. Saludó a todos a su paso y sin más, se adentró a la cabina de pilotos, para verificar algunos temas de seguridad.
Con una edad promedió, arriba, de los 60 años de edad, el hombre que acompañaba, en la cabina, a los tres pilotos, con destino a Nueva York, nació en el Puerto de Veracruz.
Su historia dice que en 1939 se graduó como oficial de Caballería en el Colegio Militar e ingresó en la Escuela Militar de Aviación, logrando su titulación como piloto aviador en 1941. Había murmullos y comentarios en voz baja, sobre la presencia del hombre de traje en la cabina de pilotos.
Yo no atinaba a comprender lo que sucedía y de la formalidad de ese hombre.
"Es el capitán Amadeo Castro Almanza... Es el capitán Amadeo Castro", me indicó un compañero en tono bajo. Con la acostumbrada rutina, la jefa de cabina de ese DC-10, da la bienvenida a los pasajeros… "A nombre de Mexicana de Aviación y de su tripulación, les damos la más cordial bienvenida a este vuelo..."
Sí, Amadeo Castro Almanza, el otrora joven Teniente Aviador de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), quien fuera comandante de la Escuadrilla "D" del Escuadrón 201, con el cual se formó la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, en la Segunda Guerra Mundial, se encontraba a bordo de ese vuelo, en calidad de Director de Seguridad para la aerolínea.
Sorprendió, por la presencia, a bordo de tan legendario piloto, solo pensaba en cómo preguntarle sobre su experiencia en el Escuadrón 201. Su voz fue recia: "Dígame qué quiere que le cuente".. Mirando fijamente, los recuerdos, de Castro Almanza, comenzaron a fluir, mezclándose con el vapor de una taza de café negro...
El Escuadrón 201, voló como anexo al Grupo 58o. de combate de la quinta Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la liberación de la isla de Luzón, Filipinas. Increíblemente, ninguno de los más de 300 pasajeros, esa mañana, a bordo del Douglas DC-10 de Méxicana, matrícula XA-MEX y de nombre 'Iztaccíhuatl', pudieron imaginar que un héroe mexicano, de la Segunda Guerra Mundial, se encontraba a bordo de la aeronave en la cual los transportaban cómodamente en su viaje de vacaciones o de negocios.
Pero el propio Castro Almanza, se veía ajeno a su legado histórico, era más bien un hombre amable, muy "aterrizado" en su forma de ser.
Cuentan que sus amigos más cercanos le hacían bromas por su enorme parecido con Tsekub Baloyán, aquel legendario personaje "cómic" de la revista Chanoc. "Era una persona de muy buen sentido del humor, accesible, tolerante y fue representante de los pilotos mexicano en la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas", expresó el capitán Gerardo Brand, en torno a Castro Almanza.
El 13 de mayo de 1942, a las 23:55 horas, el submarino alemán U-564, atacó el buque petrolero “Potrero del Llano”, muriendo sus 13 tripulantes. Cómo consecuencia de esta afrenta, el gobierno mexicano bajo la presidencia de Manuel Ávila Camacho, tomó la resolución con dignidad y declaró “Estado de Guerra” contra las fuerzas del Eje, el 22 de Mayo del mismo año, ante el Congreso de la Unión, advirtiendo a la nación "que era preferible arrastrar privaciones, sufrimientos y llegar aún a la pérdida de la existencia, que vivir hundidos en el deshonor de la Patria".
De esta manera, el joven Teniente, Amadeo Castro Almanza, junto con más de 300 elementos de la FAM, pasaron a formar parte del Escuadrón 201, integrado por elementos en el servicio del ejército con antigüedad y experiencia, así como por jóvenes egresados de las diferentes especialidades de colegios militares.
El Escuadrón 201 partió de la estación de Ferrocarril de Buenavista, hacia Nuevo Laredo, Tamaulipas y de ahí a San Antonio, Texas para llegar a la Base Aérea Randolph Field, e iniciar su adiestramiento, en la Base Aérea de Majors Field en Greenville, Texas.
Los aguiluchos mexicanos, fueron estacionados en Porac, Pampanga, en el Clark Field en la isla de Luzón, Filipinas y por primera vez se izo la bandera mexicana el dos de mayo de 1945 y actuando en numerosas misiones de guerra con los aviones P-47 Thunderbolt. "Muy buenas tardes, señores pasajeros. Les habla su capitán para darles la bienvenida a este vuelo con destino a la Ciudad de Nueva York, nuestro tiempo estimado de vuelo será de cinco horas..."
El 201, llevó a cabo 96 misiones de guerra, combatieron mil 966 horas con 15 minutos, lanzaron 957 bombas de 220 kilos, 500 de mil cien kilos y percutieron 166 mil 992 cartuchos calibre 0.50. Al concluir su participación, el gobierno de Estados Unidos atribuyó al 201, 30 mil bajas japonesas.
El Escuadrón 201 regresó a la Ciudad de México, el 18 noviembre de 1945, participando en un desfile militar en la Plaza de la Constitución y la entrega de la bandera al presidente Ávila Camacho. El grupo se disolvió a su regreso de las Filipinas.
Al año siguiente, en 1946, Castro Almanza, ingresó a Mexicana como copiloto en los aviones Douglas DC-3.
Al paso de los años, permaneció portando el uniforme de Mexicana, volando como comandante, en los aviones Douglas DC-3, DC-4, DC-6, Comet IVc, y el Boeing 727.
"Por muchos años fue Director de Seguridad Aérea en la propia Mexicana. Fue de los primeros en atender estos temas", continúa narrando Gerardo Brand, tras mencionar que él voló con Castro Almanza al menos en tres ocasiones.
"En breve, estaremos aterrizando en el Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. En preparación para nuestro aterrizaje, sírvanse colocar su asiento en posición vertical"...
Tras poco más de cinco horas de vuelo y haber alcanzado una altitud máxima de 35 mil pies, aquel DC-10, se postró tranquilamente en una de las pistas del aeropuerto de la ciudad de Nueva York.
Increíblemente, puedo contar entre mis crónicas, la oportunidad, en ese breve instante, de conocer, en un DC-10 con destino a Nueva York, al Capitán Amadeo Castro Almanza, uno de los héroes de nuestro Escuadrón 201 y quién tuvo la amabilidad de hablar sobre su experiencia.
El veterano piloto, cerró sus alas en la ciudad de México el 19 de junio del año 2001.
A lo largo de su vida se le otorgaron las condecoraciones: Emilio Carranza de 10, 15 y 20 mil horas de vuelo.
Servicios en el Lejano Oriente, Defensores de la República, Liberación de Filipinas de las Filipinas y la Medalla Aérea de los Estados Unidos.
Capitán Piloto Aviador, Amadeo Castro Almanza... ¡Presente!...
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