El Centro para la Aviación (CAPA) urgió a las aerolíneas americanas a establecer estrategias a largo plazo para la sostenibilidad de sus operaciones, con el objetivo de prevenir afectaciones por el movimiento europeo de flygskam, o vergüenza de volar.
De acuerdo con un análisis realizado por la organización, actualmente el flygskam no cuenta con mucha fuerza en América del Norte, a diferencia de Europa. Sin embargo, las líneas aéreas son conscientes de que la industria necesita comunicar su administración ambiental.
As flight shaming becomes more prevalent in news headlines and a dominant force on social media, airlines that don’t implement to a long term sustainability strategy could, at some point, find themselves at a competitive disadvantage. More at https://t.co/Du4WrFL2iR #CAPAAnalysis
— CAPA - Centre for Aviation (@CAPA_Aviation) November 11, 2019
El movimiento de la vergüenza de volar propone que las personas no utilicen aviones para realizar viajes domésticos o de corto alcance, argumentando que estos trayectos pueden realizarse en otros medios de transporte como el tren. Esto es posible en Europa, donde existe una importante estructura ferroviaria, pero en América no.
Una de las alternativas para tener una aviación menos nociva al medioambiente es la utilización de biocombustibles, pero de acuerdo con Barry Humphreys, consultor de aviación, exdirector de Virgin Atlantic y exdirector de la Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido, podría tomar décadas para que las aerolíneas incursionen de manera significativa en el uso de combustibles alternativos.
“Ese problema gira en torno a los simples hechos de que el crecimiento esperado en el transporte aéreo inevitablemente producirá más emisiones, y que por razones técnicas sólidas, la capacidad de la industria para reemplazar el combustible fósil es mucho más limitada que la de la mayoría de los otros sectores", dijo Humphreys.
En su informe, CAPA concluye que la industria necesita intensificar sus esfuerzos para responder al deterioro ambiental y crear un mensaje unificado que reconozca algunos de los desafíos a los que se enfrenta para reducir sus emisiones de CO2.
“Esto debería ser una prioridad, a pesar de la posibilidad de que se impongan impuestos a la industria en Europa. El escrutinio de la industria continuará creciendo, y aunque algunas regiones están más protegidas de la tendencia del flygskam, ninguna escapará finalmente de la creciente responsabilidad que enfrentan para contribuir a frenar el ritmo del cambio climático”, expuso CAPA.
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