En enero de 1972, Vesna Vulovic, sobrecargo de Yugoslav Airlines, sobrevivió a una caída de más de 9 mil metros de altura, luego de que una presunta bomba derribara el avión en el que viajaba, causando la muerte de los 27 pasajeros y el resto de la tripulación.
El vuelo JU367, a bordo de un McDonnell Douglas DC-9-32, que cubría la ruta entre Copenhague y Zagreb, cayó en un bosque ubicado en la antigua Checoslovaquia; el choque la dejó conmocionada, con fracturas de cráneo, dos vértebras aplastadas, y las piernas, pelvis y costillas rotas.
“No recuerdo el accidente en absoluto, solo me desperté en el hospital checo al día siguiente y pedí un cigarrillo a un médico” señaló en su momento Vesna, quien falleció en diciembre de 2016.
De acuerdo con las investigaciones, el fuselaje cayó a través de las ramas de pino y en una gruesa capa de nieve, situación que pudo suavizar el impacto y amortiguar el descenso de Vesna. Posteriormente fue encontrada por un leñador de nombre Bruno Honke, quien narró que la escuchó gritar mientras el resto del avión se estrellaba en el suelo.
Una vez que llegó al hospital, Vesna cayó en coma durante 10 días. Tras dos operaciones, aprendió a caminar un año después del accidente.
Si bien los funcionarios yugoslavos acusaron al movimiento fascista croata El Ustashi de colocar una bomba en el avión, la organización nunca se responsabilizó de tal acto, por lo que dos periodistas, Peter Hornung y Pavel Theiner, abrieron los documentos de la Autoridad Checa de Aviación Civil.
En ellos, señalaron que probablemente un caza MiG de la Fuerza Aérea Checoslovaca derribara por error al avión comercial, luego de confundirlo con una aeronave enemiga.
Pese a esta versión, Vulovic tiene un espacio en el libro de Récord Guinness por la caída más alta sin paracaídas.
Vesna Vulovic, murió a los 66 años en su apartamento de Belgrado.
Facebook comments