La combinación de factores que incluyó un clima severo con tormentas, los escasos recursos de control de tráfico aéreo (ATC) e incluso un pequeño incendio en un centro de control fueron los detonantes de diversos problemas que afectaron a las grandes empresas de Estados Unidos en junio, entre ellas United y JetBlue, afirmó la consultora OAG.
De acuerdo a su análisis basado en datos de vuelo para los principales operadores de EU, en la semana que inició el 26 de junio, se percibe una tasa de cancelación del 13% de todos los vuelos de United Airlines; mientras que JetBlue experimentó una tasa de cancelación del 8%, siendo estas compañías las más afectadas en el último mes.
“Es importante destacar que ambas aerolíneas tal vez tengan una operación más occidental y central de EU que las otras aerolíneas, y en una profundización de los datos resalta que el problema fue una cuestión más de ubicación de las operaciones”, aseveró John Grant, analista en Jefe de OAG.
Esto significa que los problemas se situaron en la costa Este del país, debido inicialmente una serie de tormentas que azotaron esta zona con un enfoque particular en el área de Nueva York, con controles de flujo impuestos por la gerencia de ATC, que admitió que siguen sin personal y que parte de los nuevos empleados no habían trabajado en tales condiciones climatológicas.
“Para agregar a los problemas, el ATC canadiense también tiene pocos recursos y, por lo tanto, no se pudieron realizar rutas alternativas para el tráfico con destino al oeste a través de su espacio aéreo. Lo que lo convirtió en la tormenta perfecta fueron las tripulaciones para los días subsecuentes, pues estaban en ciudades equivocadas; el personal fuera de horario y las aeronaves fuera de lugar”, aseveró el experto.
Agregó que es fácil olvidar el efecto colateral que tiene un problema operativo importante en un aeropuerto sobre el resto de la red de una aerolínea hasta que se ven estos casos cómo el que afectó a United Airlines.
Las tasas de cancelación en el aeropuerto de Newark ya estaban aumentando durante la semana del 18 de junio, con un 8.5%, sin embargo se triplicó una semana después cuando la aerolínea canceló unos 1,400 vuelos (26% de todos los vuelos en esta terminal).
Esta situación afectó al resto de la red y las operaciones en otras bases; en una semana normal, United Airlines opera unos 265 vuelos (o más del 12% de sus servicios nacionales) a esas otras ciudades centrales.
La escala de la interrupción para United Airlines se resume mejor al señalar que en la semana que comenzó el 5 de junio, la aerolínea canceló unos 257 vuelos, una tasa de menos del 1% y para la última semana de junio, la tasa de cancelación aumentó casi 15 veces esa cantidad, a un 13.5%.
“En la mayoría de las épocas del año, operar desde dos de los aeropuertos más grandes de Nueva York con una participación significativa sería una posición envidiable; pero cuando sale mal, ¡rápidamente se convierte en un doble golpe!”, indicó Grant.
Por su parte, JetBlue puede beneficiarse de las bases tanto en La Guardia como en JFK, pero no ayudó la semana pasada cuando el clima empeoró. Los aeropuertos experimentaron un aumento dramático en las tasas de cancelación a medida que se deterioraban las condiciones operativas.
“Sin embargo, el impacto en sus otras bases principales fue menos pronunciado que el experimentado por United Airlines, tal vez pudieron aislar partes de su red de manera más efectiva, o igualmente, podrían haber tenido un poco más de suerte”.
Finalmente, la geografía puede ser una ventaja, especialmente cuando todas sus bases principales están ubicadas en la costa oeste, como es el caso de Alaska Airlines, donde las tasas de cancelación fueron constantemente bajas en todas las bases de la aerolínea.
Y es que, por el contrario, para Alaska Airlines todo el mes de junio fue impresionantemente consistente con menos del 0.3% de todos los vuelos cancelados; de hecho, la aerolínea solo canceló 75 vuelos en el mes.
De manera similar, Southwest, que operó unos 63,500 vuelos en junio, tuvo un buen desempeño con menos de 1.1% de cancelaciones, lo que, dados los desafíos operativos que enfrentaron a principios de año, debe haber sido una buena noticia para sus accionistas.
“Cada evento, un problema relacionado con el clima, una interrupción industrial, el cierre técnico del espacio aéreo o cualquiera de una serie de factores operativos, brinda una oportunidad para aprender, y seguramente habrá algunos aprendizajes en los últimos días.
“Claramente, ninguna aerolínea puede estar preparada para lo que sucedió, hay una clara escasez de recursos en el ATC que se ha reconocido desde hace algún tiempo y el problema constante de las tripulaciones en las ubicaciones incorrectas sigue siendo un factor sin resolver para cualquier aerolínea. United Airlines quizás se adelantó a muchos al emitir vales de refrigerio digitalizados para los pasajeros afectados, una innovación bienvenida que otros seguirán”, indicó.
Para aquellas aerolíneas que evitaron los eventos tuvieron un escape afortunado; sin embargo es esencial reconocer que la próxima vez podrían ser ellos los que estén atrapados en la interrupción.
“Quizás el aprendizaje más interesante es cómo se habría desarrollado todo esto si la compensación por demora (que está proponiendo el Departamento de Transporte) hubiera existido en todas las aerolíneas estadounidenses. ¿Qué tan cara hubiera sido la última semana? Y dado el factor de los recursos de ATC en el problema, ¿podrían las aerolíneas buscar una compensación de la FAA? Interesante”, concluyó Grant.
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