Después de estar bajo presiones financieras, la aerolínea brasileña de bajo costo Azul, logró llegar a acuerdos de reestructuración con la mayoría de sus arrendadores de aeronaves.
Esto le permitirá reducir los pagos de arrendamiento en casi 1,100 millones de dólares (mdd) durante los próximos cuatro años y medio, reduciendo así sus flujos de caja negativos.
A pesar de haber aumentado sus ingresos y el número de pasajeros después de la pandemia, aunado a una expansión de su participación en el mercado interno brasileño, en comparación con las cifras previas a la pandemia; la aerolínea tuvo que buscar asesoramiento legal para presentar un proceso de reestructuración a principios de febrero.
El principal factor detrás de la repentina decisión de Azul fue el continuo debilitamiento de la moneda brasileña frente al dólar estadounidense ya que, aunque los ingresos de la aerolínea de bajo costo aumentaron en términos de dólares, el cambio real fue más moderado cuando se convirtió a la moneda local.
Los gastos de Azul dominaban estos ingresos moderados, sobre todo porque la mayoría de sus gastos eran en dólares, los cuales incluyeron combustible para aviones y arrendamiento de aeronaves, ambos fueron más altos en comparación con lo que se gastó antes de la pandemia, relacionado con el costo de expansión y recuperación.
De esta manera, cuando se combinaron con las deudas y los contratos de arrendamiento pospuestos a principios de la pandemia, Azul estaba bajo presión de costos mayor de lo previsto, a pesar de esto, la aerolínea evitó declararse en bancarrota en marzo, después de firmar nuevos acuerdos con algunos de sus arrendadores de aviones.
Con esto, Azul pudo ajustar sus tarifas de arrendamiento a los precios actuales del mercado, eliminar la mayoría de los aplazamientos de pago relacionados con la pandemia y eliminar la conversión de divisas de la diferencia de valor en aeronaves arrendadas.
En total, esos acuerdos ayudaron a eliminar un flujo de caja negativo, estimado en 599.9 mdd este año, lo que permitió a Azul pronosticar la posibilidad de un punto de equilibrio en el balance de este año fiscal.
Esto también garantizó que ningún arrendador de aviones retirara ninguna aeronave de la flota de la aerolínea, de la cual casi el 90% son aviones están bajo este régimen.
Después de algunas rondas de discusiones, la aerolínea llegó a un nuevo acuerdo de reestructuración con al menos el 94% de sus arrendadores de aeronaves, otorgándoles capital y deuda vendible de forma permanente a cambio de pagos más bajos.
Con el aumento en la demanda de pasajeros y mejores acuerdos con sus arrendadores de aeronaves y otras partes relevantes, Azul es optimista sobre los trimestres para el resto de este año, en el que prevé aumentar sus ganancias, de acuerdo con información de ch-aviation y Simpleflying.
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