El avión llamado “low-boom demonstrator” había estado estacionado en un recinto similar a una tienda de campaña, denominado “run-stall” en la línea de vuelo en las instalaciones Skunk Works, de Lockheed Martin, en Palmdale, California.
La NASA y Lockheed realizaban pruebas en tierra del avión cuando surgió el problema del control de vuelo.
“Emitió una orden que no esperábamos y detuvimos esas pruebas, drenamos todo el combustible del avión y lo llevamos de regreso al Área de producción L”, informó Jay Brandon, ingeniero jefe del X-59 de la NASA.
En esa área, la división Skunk Works de Lockheed ensambló el avión; en 2016, el desarrollador ganó un contrato para trabajar en el X-59 como parte del programa Quiet Supersonic Technology de la NASA.
Impulsado por un sólo GE Aviation F414-GE-100 de 22,000 lb de empuje (98 kN), el X-59 tiene características de diseño destinadas a reducir el volumen del estallido sónico de un avión supersónico; incluso, la NASA espera que el avión de un solo piloto vuele a Mach 1.4.
El programa está retrasado, ya que en 2020, la NASA tenía como objetivo que el avión volara en 2021.
A pesar del nuevo problema de control de vuelo, la NASA indicó que se apegará a un plan existente para que el X-59 despegue este año.
El problema surgió durante las pruebas de “acoplamiento estructural”, que implican la evaluación de la “elasticidad aero-servo”, que se refiere a la compleja interacción entre estructuras flexibles de aeronaves, fuerzas aerodinámicas y sistemas avanzados de control de vuelo.
“Las pruebas recientes del sistema X-59 identificaron una respuesta inesperada relacionada con los controles de vuelo, que ahora se está abordando antes de continuar con más pruebas del sistema”, informó por su parte Lockheed Martin.
Lockheed ayudó a diseñar el sistema de control de vuelo del X-59 y las empresas asociadas suministraron los componentes, de acuerdo con información de Flightglobal.
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