La misión ExoMars 2016, la primera de un programa conjunto de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos para explorar el planeta rojo, despegó este lunes en Kazajistán, Rusia, con éxito desde el cosmódromo ruso de Baikonur.
El lanzamiento se produjo sin incidentes a las 09:31 GMT y se espera que el cohete Protón-M llegue a Marte en octubre próximo, cuando la cápsula espacial se dividirá en dos partes.
El satélite Trace Gas Orbiter (TGO) se dedicará a estudiar los gases de la atmósfera marciana, mientras que el módulo Schiaparelli se posará en la superficie de ese planeta para validar la tecnología de aterrizaje para la segunda y más compleja parte del programa, ExoMars 2018.
Los científicos europeos y rusos, que llevan desde el año 2000 perfilando la misión, tendrán que esperar siete meses para confirmar que la misión se desarrolla según sus cálculos y llega al cuarto planeta del sistema solar cuando Marte se encuentre a unos 145 millones de kilómetros de la Tierra.
Si logra posarse con éxito en suelo marciano y enviar información a los centros de control terrestre, Schiaparelli validará parte de la compleja tecnología de aterrizaje, que servirá para que la misión ExoMars 2018 mande a Marte un vehículo "rover" capaz de desplazarse varios kilómetros y de excavar hasta dos metros bajo tierra para recoger y analizar muestras.
Ese orbitador sobrevolará Marte a 400 kilómetros de altitud durante cuatro años, con el objetivo de estudiar la presencia de metano y otros gases en la atmósfera marciana, esclarecer si su origen es geoquímico, volcánico o biológico y cuáles son sus fuentes de emisión.
El TGO se dedicará también a elaborar mapas del hidrógeno presente en el subsuelo de Marte "que pueden ayudar a elegir los lugares de aterrizaje de futuras misiones, pues pueden indicar reservas ocultas de hielo de agua", explicaron los responsables de la ESA.
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