La aviación mexicana continúa conducida por personal inexperta, lo que ha producido un colapso no solo en sus operaciones aéreas, sino prácticamente en todas sus áreas, hagamos un recuento, pero antes una pregunta:
¿Cuál es el objetivo de la AFAC?
La AFAC tiene como objetivo garantizar la seguridad operacional: Promover la equidad entre las empresas del sector, garantizar una competencia justa en cada uno de los servicios del sector; Ampliar la cobertura de los servicios de transporte aéreo; Promover la participación de todo el país en el sector; Promover servicios aéreos a toda la población; Elevar la calidad de los servicios de transporte aéreo y su infraestructura hacia estándares mundiales, mejorando su eficiencia; Modernizar, ampliar y conservar en buen estado la infraestructura aeroportuaria, con el fin de responder a la dinámica de la demanda y contar con una red de clase mundial; Facilitar la interconexión de la infraestructura aeroportuaria con los otros modos de transporte, para conformar un sistema integral de transporte; Fortalecer la supervisión a los concesionarios aeroportuarios, privados o públicos, para garantizar rigurosos estándares de desempeño en la infraestructura en sus servicios y fortalecer, mejorar, hacer crecer y cumplir todos los puntos anteriores. (Fuente Wikipedia).
Como podemos observar, muchos de los objetivos no solo no se han cumplido, sino que se han complicado o van por un rumbo equivocado.
No hay duda de que el AICM es uno de los ejemplos más tangibles al ver que no se le ha dado la atención ni el mantenimiento adecuado, lo han limitado en el desarrollo de sus operaciones aéreas y continuamente le han retirado entradas tanto económicas como operativas y un ejemplo de ello es la carga aérea.
Los errores y ocurrencias continúan, de tal manera que minan su futuro en el corto plazo; habrá que recordar que este aeropuerto es el más importante de México por su Inter conectividad tanto nacional como internacional y que por lo tanto detenerlo es prácticamente paralizar el país.
El rediseño aéreo continúa siendo un flagelo para las operaciones aéreas y la población en general por el grado de inseguridad al haber diseñado las llegadas a través de los volcanes y sierras o en zonas de terrenos altos, lo que incrementa el riesgo de provocar eventos de cercanía con el terreno o conflictos entre aeronaves por los excesivos cruces en sus llegadas, independientemente del enorme ruido que generan al sobrevolar con la mínima altura autorizada zonas de alta población y que la afectan.
A prácticamente 8 meses del término de este sexenio, solo nos resta esperar que de alguna manera las autoridades le den la prioridad que merece a nuestra infraestructura aeropuertaria operacional y aérea.
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