Finaliza este 2023, el mercado aeronáutico mundial seguirá en recuperación según la meteorología de la IATA. Sin embargo, aún el mercado latinoamericano, continuará registrando y acumulando pérdidas como una tormenta que resiste a disiparse, con corrientes económicas y vientos políticos no consistentes con su misión, que es la prosperidad y el desarrollo de los países.
Nuestra región siempre se ha caracterizado por su diversidad, así como por sus vastos atractivos turísticos. La aviación es progreso y nuestras aerovías (destinos) el motor impulsor del desarrollo económico y social. ¿Desafíos? Bastantes, pero necesitamos contar con un comandante con liderazgo y visión clara, además de una tripulación experta, que entienda por fin, y que quede en su bitácora de vuelo, que el mercado aéreo es más que rutas y vuelos; es bienestar y evolución. Colombia, a pesar de las turbulencias que atraviesa actualmente sigue siendo el destino preferido de muchos extranjeros, continuando en el radar internacional.
Es por esto que no podemos seguir en un constante ascenso y descenso, este último ocasionado por políticas públicas que han amenazado y logrado apagar los motores de varias aerolíneas de la región como en Colombia, convirtiendo el vuelo de muchas de estas en un desafío cada vez más complejo. No estamos en formación, somos una industria fuerte que ha demostrado su capacidad y tenacidad de afrontar vientos cruzados siendo ya la hora de llegar a la etapa de crucero. Debemos acelerar hacia el futuro con buenas y sanas prácticas, altitud, sustentación y resistencia, esta última, atributo natural de nuestra industria colombiana.
Debemos crear nuestra propia estela y no continuar siguiendo estelas ajenas, trazar nuestro propio rumbo abrir nuestras propias pistas, teniendo claro en nuestro visor que la razón de ser más importante de nuestra industria es nuestra gente y la conexión que generamos con los paisajes, la gastronomía, no son solo los destinos, también son las aventuras, el turismo en sus distintas modalidades, como, el médico, el de congresos, el de conciertos, con una industria hotelera fortalecida en estos últimos años y presta a atender y ser una gran anfitriona de la creciente demanda.
Turbulencias, muchas, una infraestructura débil o más bien llena de listas de chequeo a la hora de poder intervenirla, haciendo imposible casi siempre el aterrizaje de compañías con la capacidad y experiencia necesaria para llevar a cabo proyectos ambiciosos. Así como en las aeronaves es hora de realizar un chequeo normativo de la más alta precisión, y crear cartas de navegación claras y actualizadas que permitan llegar a nuevos horizontes en el 2024. Que este nuevo año sea el de la aviación en la región, reconociendo la importancia de esta en la vida de los hombres, pues la misma permite la unión de pueblos culturas y generación de oportunidades.
¡Colombia! es el momento de desplegar las alas aún más, pues además de la necesidad de motores de inversión extranjera (combustible) también requerimos de una tripulación gubernamental comprometida con este vuelo hacia el progreso, no solo que guie, sino que navegue conjuntamente con el sector, que lo entienda, generando rutas claras y seguras.
Que el 2024 permita una navegación sin retrasos, mejor, un viaje sin contratiempos, un viaje de progreso colectivo con una comunicación efectiva entre los actores del sector, una coordinación absoluta como lo es la aviación.
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