El pasado 12 de mayo, la astronomía mexicana demostró liderazgo mundial al contribuir con la captura de la primera imagen de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia. Este resultado es de gran valor para la ciencia, ya que proporciona importanes pistas sobre el funcionamiento de los agujeros negros, que se cree que se encuentran en el centro de la mayoría de las galaxias. Esta imagen fue creada por un equipo de investigación global llamado Event Horizon Telescope (EHT) Collaboration y utiliza observaciones de una red global de radiotelescopios, incluido el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM) en el volcán Sierra Negra, Puebla. Esta no es la primera participación de GTM en la captura de imágenes de agujeros negros. En 2019, el GTM también ayudó a capturar el primer agujero negro registrado en la historia astronómica, llamado M87, y localizado en el centro de otra galaxia llamada Messier 87.
Este logro, que enorgullece a México, es producto del esfuerzo de más de 300 investigadores de 80 laboratorios de todo el mundo que han desarrollado complejas herramientas para lograr que las observaciones de una red de ocho radiotelescopios distribuidos en todo el globo terrestre, sean equivalentes a las de un radiotelescopio con una apertura del tamaño del diámetro de la Tierra, y así lograr la resolución necesaria para capturar la imagen.
La participación de México en este gran logro no hubiera sido posible sin el trabajo, la visión y el tesón del creador del GTM, Dr. Alfonso Serrano Pérez Grovas, QEPD, investigador mexicano que dedicó gran parte de su vida a su desarrollo. El Dr. Serrano, que inició el GTM contra todas las posibilidades en 1994, tuvo que superar muchos desafíos y convencer a muchos de la utilidad del proyecto. El GTM se convirtió en un proyecto de su vida, y Alfonso Serrano lo impulsó, superó adversidades, respondió a detractores y críticos, y contribuyó con sus propios recursos personales. Gracias a eso, el GTM es, hasta ahora, la mayor inversión en infraestructura científica en toda la historia de México, con aproximadamente $200 millones de dólares en aportaciones del gobierno mexicano y organismos internacionales durante más de 30 años.
Muchas personas no creían que un proyecto de tal magnitud y complejidad podría construirse en México. No obstante, el GTM fue construido con tecnología mexicana que tuvo que superar grandes desafíos técnicos como mantener la precisión dimensional de estructuras de más de 50 metros de diámetro con un error de menos de un milímetro. Con esto, el aprendizaje para la ingeniería mexicana fue enorme. Gracias al Dr. Alfonso Serrano y su tenacidad, México está ahora en la misma liga astronómica que los países desarrollados y puede estar orgulloso de estar contribuyendo a avanzar las fronteras del conocimiento.
El GTM marca el camino que debemos recorrer para convertirnos en un país moderno con capacidad para liderar el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Al invertir en macroproyectos como el GTM, México puede convertirse en un líder mundial en desarrollo científico y tecnológico. Este tipo de inversión crea no solo científicos e ingenieros experimentados, sino también empresas que aprovechan los resultados de la tecnología, lo que nos permitirá alcanzar una verdadera soberanía tecnológica.
Si bien los resultados de proyectos como el GTM no resuelven en el corto plazo los problemas urgentes de México como la pobreza, la inseguridad y la degradación ambiental, sí sientan las bases para un futuro más promisorio que permitirá que nuestra juventud dedique su conocimiento, ingenio y creatividad para trabajar en la solución de estos problemas en el mediano plazo. Por lo tanto, invirtamos en educación, tecnología, ciencia e innovación para asegurar un futuro brillante para nuestro país.
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