Finalmente pasó lo que tenía que pasar. El presidente se enteró de lo que muchos advertimos hace meses: los aviones no son fáciles de conseguir y no se trata de mala voluntad sino de la situación de la aviación mundial, de la que -suponíamos- sus asesores debieron haberle advertido. Los 10 Boeing 737-800 que alguien le dijo que serían la flota inicial de la nueva Mexicana de Aviación no están disponibles en el mercado y el fabricante le dijo que en el mejor de los casos estarían en el 2028.
A pregunta de una colega en el marco de la mañanera del viernes, el presidente tuvo que admitir que hay escasez de aviones y que no será posible que Mexicana adquiera o arriende los equipos que le dijeron que debería tener, pero en ello también se nota que al presidente o no le dicen la verdad o “lo tarjetean mal”, como diría el clásico.
El tipo de aeronaves que recomendaron (sería interesante saber quién asesora a quién y cómo llega la información hasta las altas esferas), no es lo que trasluce la mañanera que el presidente quisiera de la nueva empresa de transporte aéreo. Habla de los destinos que estaban “abandonados”, como Salina Cruz y otras plazas que más bien son propias de la aviación regional, como Palenque, Victoria y Uruapan, pero lo que se anunció respecto a Mexicana eran rutas como Guadalajara, Cancún, Monterrey, Vallarta, Tijuana y demás, es decir, estábamos hablando de las ciudades mejor servidas del país por parte de las aerolíneas nacionales, no de las “abandonadas”.
Y es más, se dijo que para competir en estas rutas era precisamente que se estaba buscando tener una flota de 10 aeronaves Boeing 737-800. No se habló de aeronaves más pequeñas, regionales, que sirvieran a plazas que quedaron desprotegidas con la quiebra de Aeromar, como precisamente Salina Cruz, Lázaro Cárdenas u otras de las que se mencionan.
Esto se pudo haber solventado con aeronaves regionales, como los Embraer 145 arrendados a TAR, que hoy opera la nueva Mexicana o con los ATR72 que siguen estacionados en la plataforma de Aeromar del Aeropuerto de la Ciudad de México, perdiendo valor, y que en su momento fueron una opción que los mismos trabajadores de esa aerolínea propusieron al gobierno.
De haber sido este el caso, Mexicana habría salido a operar en tiempo y forma, pero también es cierto que lo que se buscaba con ese plan de negocios era que los trabajadores de Aeromar no se quedaran sin empleo, cosa que no ocurrió ni siquiera con los extrabajadores de Mexicana, quienes sólo han recibido la mitad de una exigua retribución que no se parece en nada a los fondos que perdieron en el 2010.
Por ahora, Mexicana está operando con los dos Embraer 145 de renta húmeda con TAR y los tres B-737 de la Fuerza Aérea que han ido entrando por fases. En principio suena bien, son 5 aviones que podrían ir cubriendo una creciente demanda, pero tras bambalinas se sabe que la operación no es miel sobre hojuelas, sobre todo por lo que ya se había alertado: la operación civil no es igual que la militar y la aviación comercial requiere competencias que no se muestran aún. E-mail: raviles0829@gmail.com
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