En los primeros 17 años de este siglo la industria del transporte aéreo ha sufrido una transformación de gran magnitud. De ser una industria deficitaria, fuertemente regulada y de innegable glamour, ha pasado a ser un sector de mucha competencia y de prácticas que no siempre le agradan al viajero frecuente. Una cosa queda clara: la aviación no es lo que solía ser. Ni lo será nunca más.
El incidente que vivió un pasajero de ascendencia vietnamita en los Estados Unidos durante la Semana Santa a bordo de un vuelo de United no es, por más que así lo pareciera, un asunto aislado. Ni United es el único transportador que usa estas prácticas, ni David Dao el único pasajero una víctima única. Por desgracia para la aviación mundial el modelo “low cost” llegó para quedarse y no necesariamente esto son buenas noticias para quienes desean viajar cómodos.
El problema es que los aeropuertos y las aerolíneas se parecen cada día más a las centrales de autobuses y a las compañías que operan en ellas. Adiós glamour y adiós consideraciones para los viajeros. Hoy, lo importante es ser barato y crecer rápido, transportar pasajeros como algunos hoteles hacen con los turistas: no los atienden, los procesan.
Y lo peor es que la fiebre bajocostera está contagiando a las aerolíneas tradicionales que, en lugar de querer parecerse a Southwest la cual, aunque austera, tiene un excelente servicio y es la que mejor le paga a sus pilotos, se esfuerzan por parecerse a Ryan Air y otros peores, en su intento por pichicatear desde el asiento, el uso del baño y hasta el combustible. Ya no hablemos de salarios.
Como ejemplo, vemos en el mercado México-Estados Unidos a empresas tradicionales como Delta, Aeroméxico, American y United cobrando por las maletas en los viajes a Estados Unidos u ofreciendo un ligero “tentempié” de 5 0 10 dólares, en los vuelos que antes eran aderezados con bebidas espirituosas y platillos gourmet. El costo lo justifica, la competencia no.
El asunto está aún en desarrollo. Las nuevas versiones de low cost –por lo pronto Norwegian y Level- comenzarán a disputarse el Atlántico Norte. Esto presionará a las empresas que ya compiten en ese mercado. El riesgo es que las prácticas bajocosteras se conviertan en estándar, esto sin contar con la sobreventa que mantiene al turista a la expectativa de que lo bajen en cualquier aeropuerto, sin más justificación que el azar.
No todo es, sin embargo, malo en el horizonte de la nueva aviación. Sabemos que la industria tiene muy buenos resultados: no sólo mantiene año con año las mejores estadísticas de seguridad, sino que también ha logrado récord en otros rubros.
Por ejemplo: en pérdida de equipaje el índice del 2015 es de 3.2 por cada mil pasajeros, mientras que en el 95 era de 5.1. El porcentaje de viajeros que se han quedado en tierra bajó de 18 por ciento en 1995 a 0.9% en 2015 y el porcentaje de puntualidad global ha subido a 79.4 % desde un 78.6% del 95 que, aunque suene a poco, en realidad es notable vista la saturación de las terminales aéreas.
No es menor el hecho de que las tarifas han bajado significativamente en estos últimos 20 años y el tráfico no sólo se ha duplicado sino que en los siguientes 15 años se doblará otra vez y ahora se esperan más rebajas. Y sin duda, más problemas. Lo cierto es que los viajes en avión serán cada día más accesibles.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles0829@gmail.com
twitter: @charoaviles
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