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22/01/2025

Militares mexicanos en pugna por el tema aeroportuario

Juan A. José / Miércoles, 22 Enero 2025 - 01:00

Creo que ha quedado claro, si es que no a la mayoría, pero sin duda a una parte importante de los mexicanos, que la gestión militar en nuestro país tiene muchos aspectos sumamente valiosos, pero también muchísimas áreas de oportunidad, en especial a la hora de cumplir las órdenes del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Nacionales, es decir el Presidente de la República, algo que quedó demostrado cuando el entonces mandatario de apellido López les ordenó hacerse cargo de ciertos emprendimientos y funciones otrora en manos de civiles, que no las dejan muy bien paradas que digamos, caso de la nueva aerolínea, el Tren Maya, etc.

En mi opinión parte del problema es que la cúpula castrense mexicana que le reporta al titular del ejecutivo federal se divide en dos entidades principales: la Secretaría de Marina (Marina) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), esta última de la que depende un arma que en la misma lógica debería ser una tercera secretaría de estado militar, me refiero a la Fuerza Aérea Mexicana. 

Los titulares de estas dependencias no son civiles, contrario a lo ocurre en algunas avanzadas y democráticas naciones, sino militares emanados de ellas, sosteniendo veladas pugnas de diverso tipo entre sí, mismas que se replican entre sus huestes. Es más, pero no sé a usted estimado lector, pero a quien firma esta nota a veces no le queda claro cuál de los dos secretarios uniformados está a cargo de qué o cuál tiene más influencia en el país, algo que siento podría ser resuelto designando un secretario de defensa, insisto, civil, del cual dependan todas las armas nacionales, estas sí a cargo de militares, cancelando aspiraciones de control por parte de almirantes o generales.

Ante el reciente anuncio de una importante inversión en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), surgieron cuestionamientos hacia la conveniencia de seguirle inyectando recursos para su renovación o hacia la continuidad misma de su operación en el marco de un modelo de oferta aeroportuaria en el Valle de México, que nos guste o no, incluye al Aeropuerto de Santa Lucía y al de Toluca. Como sabemos AICM y Toluca son de los marinos mientras que el “Felipe Ángeles” (AIFA) es de los soldados. 

Algunos de mis cercanos me comentan que les da la impresión que se estaban desperdiciando valiosos recursos con ese modelo, algo que en mi opinión siento es totalmente cierto.  Y es que en el marco de esa “rivalidad” los de la Defensa van por lo suyo, tal y como lo hacen los de Marina, peleando entre sí por consolidar sus cotos de poder, influencia, buena imagen y manejo de presupuestos aeroportuarios. De esta manera, habiéndose hecho cargo la Marina nada menos que del todavía aeropuerto más importante de América me queda claro que sus jefes no tienen la menor intención de supeditarlo a los caprichos o necesidades de sus pares en la Defensa y en una de esas, con el concurso de la actual titular del Poder Ejecutivo, que sin dudas heredó otra enorme “papa caliente” con este asunto, han decidido que el “Benito Juárez” no solamente no muera, algo que haciendo a un lado intereses particulares de cada secretaría debería ocurrir para que el Valle de México cuente con la una oferta aeroportuaria moderna y algo muy importante: sustentable, sino que hasta comienzan a apostar a la recuperación de su demanda mediante acciones como las inversiones en comento y la suma de nuevos slots a su capacidad máxima autorizada, iniciativa respaldada por quien, en el sentido estricto, es y debería actuar como cabeza del sector del transporte, me refiero al Secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes que en una de esas está consciente de la necesidad de hacer honor a los compromisos bilaterales internacionales en materia de acceso recíproco a los mercados de los firmantes y la magnitud del daño que puede sufrir nuestra principal aerolínea: Aeroméxico, en caso de que el Departamento de Transporte de Estados Unidos decida, finalmente y más en la era Trump, no renovar su alianza estratégica con la norteamericana Delta, argumentando entre otras cosas desbalances en perjuicio del resto de la oferta de aerotransporte interesada en operar desde y hacia los Estados Unidos en el AICM por falta de slots y por el peso que Aeroméxico y Delta tienen en ese aeropuerto.

En fin; el hecho es que en las condiciones actuales, mientras marinos y soldados se dan veladas cachetadas, ni el AICM, ni el AIFA y ni Toluca, terminan siendo rentables social y financieramente y algo muy importante: no resuelven de fondo las necesidades aeroportuarias de su mercado de influencia y lo único que hacen es perder dinero, oportunidades y competitividad para México. 

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