El Museo Militar de Aviación, “Teniente, Piloto Aviador José Espinoza Fuentes” (MUMA), ubicado en las instalaciones de la “Ciudad Militar” en la Base Aérea Militar Número Uno, en Santa Lucía, Estado de México, es un orgullo para la aviación militar mexicana que debería merecer un mejor trato por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional que lo tiene a cargo, al grado que corre peligro de desaparecer conforme la absurda normatividad interna, la cerrazón de los mandos, una oleada de descarada corrupción y la cada vez más restrictiva normatividad tributaria nacional (otra genialidad emanada de la mal llamada “Cuarta Transformación”) que impide que no solamente que el MUMA, sino muchos otros museos públicos y privados, obtengan los recursos que requieren para seguir funcionando, dinero que solía emanar de empresas nacionales y extranjeras interesadas en la preservación de esos necesarios espacios de difusión cultural.
En tiempos recientes se ha estado formando una asociación de amigos del MUMA destinada a contribuir a la preservación y divulgación de su interesantísima colección de aeronaves y memorabilia y lo más importante: hacer lo posible para evitar el cierre de este gran museo que, como tantos proyectos en México, sufre por estar en manos de una milicia que cada día demuestra más claramente que no está en condiciones de encargarse de proyectos propios del ámbito civil. Y es que, entre su abrumadora burocracia y absurdos, entidades castrenses como el MUMA, por más valiosas que resulten para el pueblo mexicano, terminan convirtiéndose en verdaderos fracasos de gestión, dando como resultado entre otras cosas, el poner en peligro la integridad de históricas piezas de su colección, caso del icónico ejemplar del avión monoplano tipo “Serie H”, trece ejemplares de los cuales fueron fabricados a partir del año 1916 en los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas (TNCA) creados un año en los Llanos de Balbuena en la Ciudad de México, que de acuerdo a los verdaderos conocedores, es una cuasi réplica con motor Aztatl y hélice Anáhuac originales.
¿Hasta cuándo vamos los mexicanos a seguir permitiendo la destrucción de lo más valioso de la patria en manos de un modelo político propio de la edad media, en este caso de la cultura representada por los museos en el nuestro territorio a los que insisto, como a tantas otras cosas ya los han puesto en riesgo de desaparición?
Sin duda no la tenemos fácil quienes formamos parte de la asociación en comento. Aún así, no nos vamos a dar por vencidos en nuestros esfuerzos de proteger al MUMA, especialmente tomando en cuenta que no olvidamos aquellos ahora distantes años en los que con personajes como Don Manuel Ruiz Romero y otros protagonistas, los aeronáuticos mexicanos soñábamos con tener un museo digno, intentando organizarnos para lograr un objetivo que la construcción del nuevo aeropuerto cívico-militar en Santa Lucía finalmente hizo realidad.
Entonces a cuidar a México y claro está, también a sus museos.
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