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03/05/2024

Cuando el Convenio de Chicago se convierte en letra muerta

Juan A. José / Martes, 25 Octubre 2022 - 19:15

Que una declaración de facilitación, que otra en relación de emisiones contaminantes descarbonizando la industria, que una nueva estrategia para enfrentar emergencias de salud pública, que los accidentes van a la baja, que Rusia está atentando contra el orden normativo aeronáutico mundial, lo cierto es que la 41ª Asamblea de Estados Contratantes de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), celebrada recientemente en la sede de dicha y trascendente organización en Montreal, Canadá, trató muchos temas de enorme importancia.

El problema, en opinión de este analista es que, de manera creciente, el espíritu objetivo y el contenido del Convenio de Chicago sobre Aviación Civil Internacional, concebido y firmado en el añejo 1944, están perdiendo no solamente vigencia por el abrumador avance de algunas amenazas a la seguridad aérea, como el de la ciberseguridad, los drones, las epidemias y la falta de trazabilidad de algunos componentes aéreos, sino también efectividad debido a la incapacidad de algunos Estados miembros de la OACI, de asegurar el cumplimiento cabal de la normatividad aeronáutica internacional.

En letra muerta se convierten los documentos formales (Chicago, sus anexos, leyes y reglamentos nacionales, etc.) y en palabrería sus declaraciones si no vienen acompañados de acciones al interior de los gobiernos nacionales, que velen por su implementación y lo más importante: su acatamiento.

¿Debería tener más “dientes” la OACI para presionar efectivamente a los gobiernos de sus países miembros en el desempeño de su función reguladora?

Soy de la opinión de que sí, aun cuando me queda claro que no solamente en el ámbito de la OACI, sino en el de toda clase de organismos internacionales similares, comenzando por la propia Organización de la Naciones Unidas, gran referente y, en muchos casos, cabeza de ellos. La capacidad de regular efectivamente de manera consensuada su actividad se ha ido perdiendo conforme los intereses económicos, políticos o estratégicos de una o varias soberanías se anteponen al bien común del mundo, y en la medida en que ello se traduce en desinterés en seguir financiando, participando y apuntalando su funcionamiento, en detrimento de la especialidad en la que están involucrados.

Dicho en otras palabras, creo que es tiempo de que los líderes mundiales reinventen a la OACI y los aeronáuticos vuelvan a escribir un Chicago, de tal manera que recupere su capacidad de fomentar un sistema de aviación civil global, que funcione permanente y uniformemente con la máxima eficiencia y en condiciones óptimas de seguridad, protección y sostenibilidad, misma que solamente se alcanzará en la medida en la que los Estados contratantes le den la importancia que merecen los temas de regulación de la aviación civil y la calidad de la autoridad nacional a su cargo, algo que, insisto, cada vez se distingue menos, tal y como lo demuestran algunos resultados en todas las geografías.

“Los  artículos  firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no  reflejar  el  criterio  de  A21"

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