Corren versiones creíbles, por lo menos para este analista, en ese “radio pasillo” de redes sociales de creciente poder en todos lados, en el sentido de que en el seno de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) se reconoce la, a todas luces, que la necesaria recuperación de la famosa Categoría 1 ante la autoridad aeronáutica norteamericana, no tendrá lugar antes del otoño de 2023, si es que se consigue antes del fin del actual sexenio. Tanto así que dicha dependencia estaría siendo respaldada por hasta 15 militares asignados a las áreas de Seguridad Aérea y Control de ella para dar seguimiento al tema.
El llamado público de urgencia al gobierno de México que hizo, empleando a la prensa, el doctor Andrés Conesa, director ejecutivo de Grupo Aeroméxico, el pasado 14 de septiembre para que se recupere la capacidad de poder volver a crecer en el mercado aéreo norteamericano, me parece de lo más relevante. “Es un llamado de urgencia para poder regresar a donde está todo el mundo”, afirmó. Dicho en otras palabras -las de este columnista-, es un llamado a que el aerotransporte mexicano no siga perdiendo competitividad y, por ende, a que recobre ese dinamismo que le caracterizó en las últimas dos décadas, en especial a partir de la irrupción en México del modelo de alta eficiencia operativa y bajos costos por culpa de una mala gestión de la autoridad aeronáutica.
Conesa añadió que “no entiende cómo, a casi un año y medio, la autoridad no ha podido recuperar el primer nivel en seguridad aérea”, reconociendo que los daños para su empresa y para las demás aerolíneas han sido significativos, detallando que en el caso de Aeroméxico, por lo menos 40 aeronaves de nueva generación no pueden ser empleados en rutas a los Estados Unidos, entre otras costosas consecuencias.
“El horno no está para bollos”, no me voy a cansar de emplear esta columna de opinión para sumarme a llamados como los que hace el doctor Conesa, en el sentido de que es tiempo de poner en orden a la gestión integral de la aviación civil en México. A menos que la intención sea reducir al aerotransporte mexicano al ámbito regional, lo cierto es que el no cambiar las cosas, comenzando en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y en sus entidades relacionadas con lo aéreo en particular, no se puede pronosticar otra cosa que no sean más degradaciones en la cantidad y calidad (incluyendo la seguridad) de la oferta de las aerolíneas mexicanas y una mucha mayor penetración en los mercados de nuestro país de las operadoras extranjeras, lo anterior en detrimento del empleo, del desarrollo tecnológico y del desarrollo de una actividad a la que merece un trato de estratégico.
Lo he dicho repetidamente: soy de la idea que la calidad e importancia de la aviación civil de una nación refleja, a su vez, la calidad de las autoridades que la supervisan. En el caso mexicano, la AFAC, es decir, no solamente dicha entidad, sino toda nuestra aviación y nosotros los aeronáuticos, estamos básicamente reprobados.
Como dice el axioma: “La recuperación comienza con la aceptación”.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
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