Desde hace algún tiempo se han evidenciado síntomas de una seria escasez global personal técnico aeronáutico, principalmente pilotos aviadores y controladores de vuelo experimentados.
Hace un par de años, tuve la oportunidad de comentar con mis amables lectores este tema, llamando la atención hacia la posibilidad de que la situación pudiera convertirse en un problema, ya no digamos de regularidad, sino de seguridad en las operaciones aéreas.
Bastante malo resulta de por sí que una aerolínea, como las que en creciente número están reportándolo, cancele de planes de crecimiento o vuelos programados por falta de pilotos, como para que la falta de personal técnico experimentado se convierta, como me temo está ocurriendo, en todo un riesgo a la seguridad.
Un reporte reciente del fabricante de aeronaves norteamericano Boeing apunta a la necesidad de que 500,000 nuevos pilotos comerciales se incorporen a las cabinas en los próximos 20 años, la mitad de los cuales van a trabajar en Asia.
Y es que las aerolíneas de todas las regiones del mundo hacen esfuerzos en atraer a los mejores y a los más experimentados pilotos, algo que no siempre consiguen, terminando por contratar simplemente a los calificados, los cuales provienen de todas las latitudes, incluyendo América Latina, en donde las empresas comienzan también a pelearse las unas y las otras para atraer talento.
El reciente conflicto entre la aerolínea mexicana Volaris y algunos de sus pilotos, derivado entre otras razones, de contrataciones provenientes de otra aerolínea nacional, es una prueba de lo que afirmo.
Lo cierto es que excelentes pilotos mexicanos, originalmente volando en Mexicana de Aviación, Aviacsa, TAESA y Aero California, hoy día operan las más grandes y modernas aeronaves de aerolíneas fuera de nuestras fronteras, en las que comprensiblemente se aceleran los esfuerzos de adiestramiento y formación de nuevos tripulantes, inclusive por medio de escuelas de vuelo propias.
A nadie debe sorprender entonces ver a nuestros connacionales al mando de un enorme Airbus A380 haciendo un Abu Dhabi-Londres; operando un carguero catarí en la Ciudad de México o realizando un Nueva Dehli-Singapur en un 787 de una aerolínea de la India; eso sí, ganando mucho dinero en el proceso.
Mientras las nuevas generaciones en formación no alcancen los niveles de capacidad requeridos y la aviación en todos sus niveles siga creciendo a los ritmos que ha mantenido en los últimos tiempos, la brecha entre la oferta de personal técnico y la demanda seguirá expandiéndose, suponiendo enormes retos tanto para las autoridades certificadoras como para los operadores a fin de asegurarse de quien es puesto a trabajar, por ejemplo en una cabina de mando o en una torre de control, sea la persona correcta.
En este proceso ciertos reglamentos, criterios y políticas aeronáuticas deberán modificarse, mientras algunos mitos seguramente caerán; baste decir que el tema sindical será un factor de primera importancia en la ecuación.
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